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La terrorífica historia detrás de la nueva mansión de Meghan y Harry en California

Meghan Markle y el Príncipe Harry recientemente se han trasladado de su mansión de Los Ángeles a Montecito en California, de la cual se ha revelado una terrorífica historia detrás de esta que pone los pelos de punta

La terrorífica historia detrás de la nueva mansión de Meghan y Harry en California.
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California, EU.- La mansión en Montecito, California que se ha convertido en el nuevo hogar de Meghan Markle y el Príncipe Harry tiene detrás de ella una terrorífica historia que pone los pelos de punta de cualquiera que la escucha y ya ha salido a la luz un resumen de la larga de los hechos.

Como se sabe recientemente se ha dicho que los duques de Sussex ya han dejado la casa que tenían en Los Ángeles, cambiándola por una en una zona residencial en Montecito que perteneció hace casi 100 años ha Stanley McCormick, un multimillonario que sufría de una esquizofrenia muy severa y al ser la década de los 20 no se sabía como ayudarlo bien, incluso hay un libro sobre él titulado como Riven Rock de T.C Boyle. 

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La propiedad ubicada en Riven Rock, se encuentra en una de las zonas más exclusivas y es solo una fracción de lo que fue la increíble vivienda de Stanley, pues este debido a su esquizofrenia no podía tener contacto con las mujeres ya que su violencia era extrema hacia el género y no tenía herederos, por lo que al fallecer su esposa en los 70's pasó al Estado y se fue dividiendo, vendiéndose partes de las hectáreas.

La enfermedad mental del millonario era tan fuerte que la casa se convirtió en su manicomio, pues paso recluido dentro de ella 40 años, hasta el día de su muerte en 1947, siendo sometido a tratamientos experimentales para poder ayudarlo, pero ni los mejores médicos sabían que su condición se debe a un desequilibrio en el cerebro, por lo que sus métodos estaban muy lejos de ayudarlo. 

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Incluso se dice que la madre y su esposa, Katherine, quienes se dice debían verlo mediante uno vinoculares a una gran distancia, permitieron que un científico creara un laboratorio para que experimentara con él en la búsqueda de una cura y que pudiera regresar a como era antes de que se dispara su padecimiento. 

Sin embargo, nada de lo que se hacía tenía un efecto positivo, por lo que decidieron convertir el lugar en su propio santuario creando huertos, instalando un teatro, campo de golf y demás para que su encierro fuera lo más placentero posible para él, aunque lejos de ser así fue un verdadero infierno, pues afirman que los enfermeros lo sometían prácticamente todo el día y dormía amarrado a su cama pues episodios violentos eran difíciles de controlar, principalmente con las mujeres.  

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Esto recluyó a Stanley por completo sin la presencia de nadie más que sus enfermeros por 20 años, mientras que su esposa usaba la fortuna para él y para participar y representar el movimiento feminista de EU, sin descuidar a su esposo que en 1947 murió de una neumonía, y en 1967 ella.

 

Fuente: Hola