Estados Unidos.- Stephen O’Loughlin quien era el vicepresidente de una firma de inversiones y que se había unido a un grupo de autoayuda de la nueva era en 2012 fue hallado muerto el pasado miércoles con una herida de bala dentro de su apartamento en San Francisco, EU, junto a él estaba su hijo Pierce, quien también había fallecido.
De acuerdo con los reportes, el hombre de 49 años fue descrito como una persona antivacunas con una enfermedad psiquiátrica, por lo que habría asesinado a su hijo y después a sí mismo luego de dar el consentimiento para inmunizar a Pierce un día antes de su muerte.
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El suceso ocurrió en medio de una batalla legal por la custodia del niño y discusiones con su exesposa, Lesley Hu, sobre las vacunas y la atención médica.
De acuerdo con registros judiciales, Lesley Hu informó en septiembre pasado que luego de unirse un grupo de autoayuda en 2012, el padre de su hijo se había convencido de que el gobierno buscaría usar el control mental en los estadounidenses. La abogada de la madre, Lorie Nachlis, afirmó que Stephen sufría de una enfermedad mental de años atrás que no se atendió, lo que lo volvía paranoico con las vacunas y obsesionado con la salud de su hijo.
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La postura (de O’Loughlin) sobre las vacunas había adquirido un tono de culto", afirmó Hu.
O’Loughlin se negó a que su hijo fuera vacunado desde una edad temprana al alegar que Pierce había sufrido efectos secundarios graves luego de recibir inyecciones cuando era bebé, como vómitos y una pérdida de peso importante.
Tan obsesionado estaba el padre con la salud del niño, que O’Loughlin filmaba la respiración de Pierce varias veces al día para documentar la congestión nasal, explicó Hu. El día del crimen, la madre llamó a la policía después de enterarse de que su hijo no se había presentado a clases.