Una buena y otra mala de inicio de año; la buena, acuerdan tregua los narcos y bajan homicidios + La mala; en Colombia

Columna de Hierro

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Aprovechando las buenas relaciones diplomáticas que siempre han existido entre México y Colombia --tierra de García Márquez-- sería muy bueno que en reciprocidad, (no olividar que fue en el entonces Distrito Federal en donde el ‘Gabo’ se inspiró para escribir su obra cumbre, Cien Años de Soledad que le valió el Premio Nobel de Literatura en 1982) los narcos colombianos les dieran unas buenas lecciones de buen comportamiento y civilidad a los nuestros.

En México, por si no lo sabían nuestras nuevas generaciones del narco crimen bien organizado –y por desgracia, los que están por parir nuestras buenas mamacitas– había respeto y civilidad entre las bandas criminales.

Para su conocimiento, había un pacto de caballeros en donde las balas y sus criminales acciones iban dirigidas entre ellos mismos y ni por asomo se metían con gente que nada tiene que ver con sus correrías y actividades criminales.

O, como narra el Piporro en la canción de José Alfredo, “llegó borracho el borracho”; --las balas salidas de aquí, iban pa´allá y las de allá, pa´ca--.

Y, también, como solía decirse entre la chavalada de los años setenta, eran tiran directos y derechos.

¡Qué nadie se meta!

Y nadie se metía.

A pesar de que las actividades de algunos integrantes del crimen organizado eran secretos a voces en el barrio en donde vivían, ellos parecían vivir ajenos a los comentarios y rumores de la gente y realizaban su labor a “la chita callando”, en el más completo de los sigilos, prendidos en el más antiguo y redondo de los contubernios con su principal protector y alcahuete; el crimen uniformado.

La conseja popular se limitaba a advertir:

--Cuidado con los mariguaneros de la vuelta, no te quiero ver por esos rumbos.

Y aquellos que no atendieron el consejo, por desgracia, ahora son parte del ejército de piltrafas que vemos deambulando por estas calles de Dios.

Algunos, ejemplares estudiantes de aquellos días de la vieja Escuela Primaria ‘Benito Juárez’ o la ‘Club de Leones’ de la Sochiloa en donde, como dijera Bernard Shaw, --dramaturgo, crítico y polemista irlandés, 1856-1950-- tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela, y otros, hasta glorias del boxeo amateur y profesional.

De ahí que ahora que los narcos colombianos se han dado a conocer a nivel mundial no solo por la fama de uno de sus principales íconos, Pablo Emilio Escobar, el hombre que alcanzó a levantar todo un imperio del crimen a base de sangre, tráfico de enervantes y muerte, sino por la hazaña que acaban de lograr y que ya trascendió al mundo:

El pactar una tregua que ha venido a frenar las disputas territoriales, principal motivo de asesinatos en las calles de Medellín, ciudad en la que se acaba de firmar el pacto.

La razón, según han declarado a los medios los capos de uno y otro bando, “es que la violencia se estaba saliendo de control”.

Con manzanitas:

Rebasada que hubo quedado la autoridad, ha sido el mismo crimen organizado quien ha venido a regular la violencia en las calles de Medellín.

Es decir, con y a pesar de la autoridad, la paz y la tranquilidad ha llegado a las calles y los barrios de la también llamada ciudad de la eterna primavera, la Cuernavaca de México, pues.

Hay un solo inconveniente el que aquí entre nos, de poderse alcanzar aquí, de replicarse en México y la mayoría de los Estados en donde el futuro no solo nos alcanzó sino hasta nos rebasó de calle, sería pecata minuta:

La autoridad no reconoce tales pactos porque sería tanto como reconocer el absoluto fracaso de la política criminal.

Pero, y qué, si como dicen en Colombia, lo que no consigue el Estado colombiano lo consiguen las mafias como las de Medellín.

Lo mismo, sin duda, estaría pasando en México.

Y ¿qué más da?

Seguramente que a estas alturas del partido en donde la parca no ha dejado un momento de reposo a sepultureros y médicos legistas, si el mismo chamuco propone el pacto, las familias sonorenses y aquellos que han sufrido en carne propia la violencia que se vive en todos los rincones del país, estarían dispuestas a firmarlo.

FIERRITOS EN LA LUMBRE… Otros a los que les urge un buen manejo de buenos modales y mejores costumbres, son a los integrantes de la patrulla 276 del sector centro, turno nocturno, que andan desatados en el ‘trece’, --vulgo mordida-- con los automovilistas. Sobre aviso no hay engaño.

Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com