OPINIÓN

Murió, el sábado anterior, Blas Castro Inzunza, uno de los priístas más respetados de Cajeme

Rumbos

Mario Rivas, columnista.
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ERAN LOS TIEMPOS EN LOS que el CEN del PRI, con “El Negro” CARLOS SANSORES PÉREZ al frente, ponía en marcha un quimérico proyecto denominado “Democracia Transparente”.

Por razones que en su tiempo no se aclararon, Cajeme fue elegido como el “laboratorio” natural para el experimento. Corrían aires de apertura en los que el priísmo constituía la enorme mayoría del padrón electoral cajemense.

Durante los últimos 40 años me he preguntado por qué en las cúpulas del Sistema Político Mexicano se decidió que Ciudad Obregón fuese el “laboratorio” en el que se procesaran las ansias democráticas de los militantes.

A fuerza de darle y darle vueltas a la mente, llegué a la conclusión de que alguien allá arriba estaba muy preocupado por la posibilidad de que el PRI se derrumbara en el Valle del Yaqui, tras de la expropiación agraria de noviembre de 1976.

Habían pasado menos de dos años desde entonces.

La gente estaba herida por lo que se consideraba una traición del PRI a la clase productiva de la región. El populismo de LUIS ECHEVERRÍA ÁLVAREZ, había desarmado la estructura de producción del campo.

El Valle del Yaqui y también el Valle del Mayo, reflejaban una realidad de miseria. No había riegos, no había cultivos. No había producción.

Echeverría generó divisionismo y exacerbó la confrontación entre mexicanos, hasta el punto de que ser rico era algo así como ser el malo de la película. Los pobres, eran los mártires.

La clase media reventó y la ira se volvió contra el PRI, como si el partido fuese el culpable de lo que hicieron unos cuantos de sus miembros más poderosos.

En ese periodo 1976-1979, una figura muy humilde se empezó a abrir paso en los entramados de la política priísta local: era BLAS CASTRO INZUNZA, de oficio taxista, en cuyo gremio logró construir un sólido liderazgo.

Pronto Blas alcanzó la Secretaría General de la CNOP Municipal y se involucró en tareas del partido.

Fue entonces que se organizó el “laboratorio” priísta “Transparencia Democrática”.

Algunos viejos priístas de la época, me han dicho que el experimento fue desaprovechado y que ese descuido imperdonable derivó en el desastre electoral del PRI en 1979.

Blas Castro Inzunza, sin ser académico, era un hombre de mucho sentido común a quien algunos políticos experimentados le pedían su opinión en asuntos delicados.

Los clasemedieros y el poderoso sector pri vado del campo, se convirtieron en el fiel de la balanza en la política electoral. Factores internos en el PRI y externos por lo de la expropiación injusta de 1976, dieron al traste con el “laboratorio” democrático de 1978. Muchos liderazgos priístas se derrumbaron y otros se fortalecieron. Verbigracia, el de SAMUEL OCAÑA GARCÍA, que de la presidencia del CDE del PRI, saltó a la candidatura al Gobierno del Estado.

Samuel, el de Arivechi, tenía en alta estima a Blas Castro Inzunza. Admiraba en él, su sencillez y su natural liderazgo político, aunado a su buen juicio a la hora de opinar.

Ya para entonces, Blas y yo solíamos reunirnos con harta frecuencia, primero en Cajeme y posteriormente en Huatabampo, a donde Blas llegó como jefe de la Oficina de Pesca Federal.

Y en Huatabampo se quedó.

En los años ochenta y noventa, yo solía viajar al Mayo con mucha frecuencia. Principalmente a Huatabampo y también a Etchojoa.

Él y yo sosteníamos largas conversaciones sobre la política y, sobre todo, sobre su encuentro en la vida con JORGE DÍAZ SERRANO, a quien conoció cuando en el horizonte del a la sazón senador de la República, empezaban a dibujarse negros nubarrones que culminaron con el nogalense y exdirector de Pemex, en la cárcel.

Leal en su humildad, Blas nunca olvidó que su incorporación a la entonces Comisión de Pesca se lo debía al Ing. Díaz Serrano.

Hasta el final de los días de don Jorge, Blas le guardó respeto y gratitud a su memoria.

Por muchos años fuimos amigos.

De hecho, en la segunda etapa de su existencia, mi cercanía se hizo más fuerte, muy cálida. Yo había conocido a la distancia a ROSA AMALIA, su segunda pareja de vida.

Nuestra relación fue esencialmente familiar. Le tuve respeto y admiración y el aprecio que se le tiene a un amigo entrañable.

Ayer, a través de mi amiga YOLANDA FRAGOSO DE MANRÍQUEZ, me enteré del fallecimiento de mi amigo Blas.

No es que me sorprendiera. En realidad, ambos nos íbamos pisando los talones en edad. Tal vez él con más tiempo vivido que yo.

Sin embargo, cuando alguien entrañable se va, algo muy preciado se rompe en pedazos en nuestro interior.

Pero como decía el maestro: la vida riela. No se estanca. A ti, querido Blas, querido amigo y hermano, te extrañaré aunque bien sé que todo es temporal y que ya habrá tiempo y otra oportunidad para volver a encontrarnos.

¡Dios te bendiga, descansa en paz!

En fin. DE AQUÍ, DE ALLÁ Y DE MÁS ALLÁ ¡AH,

QUÉ LAS HILACHAS! No cabe duda que cuando no es Juana es Chana… Me cae que sí… Digo, porque en la crónica de ayer omití a seis de los asistentes y esto, señor mío, de veras que no se vale…

Allí, al frente estaba HÉCTOR HERNÁNDEZ, pero no lo vi, y tampoco a GERARDO NAVARRO, ni a GILBERTO JAIME, ni a PEDRO ROBLES, y tampoco a ARNOLDO HERNÁNDEZ y por ¡Vida de Dios!, ni a FAUSTINO FÉLIX CHÁVEZ, que estaba a dos convidados de mí…

Si hasta le puedo decir que usaba cubrebocas negro algo que me llamó la atención…

Ni hablar: mea culpa y pelillos a la mar…

Como lo comenté con usted, caro amigo, esta reunión-desayuno fue con motivo de la presentación del más reciente libro de BULMARO PACHECO, quien por cierto hoy, a partir de las 18:00 horas, hará lo propio en uno de los salones del Hotel Armida de Guaymas…

¿Y sabe usted quienes serán los presentadores?...

Bueno, puede usted irse de espaldas si lo quiere así: serán presentadores el periodista más leído y respetado de Guaymas, AGUSTÍN RODRÍGUEZ LÓPEZ y nada menos que…

¡SARA VALLE DESSENS!, presidenta municipal de ese municipio…

La verdad sea dicha, no tengo idea de cómo le van a hacer los organizadores con la asistencia, pues no hay que perder de vista que la segunda ciudad de Bulmaro es Guaymas…

No es el único forastero que ha echado raíces afectivas en una ciudad que no es la propia; también el bacumense y cajemense JULIÁN LUZANILLA, siendo un extraño, casi se volvió guaymense pues construyó amistades muy entrañables y a veces he llegado a creer que tiene más taquilla en el municipio de Guaymas que en su tierra de origen…

Y es que si Bulmaro fue funcionario en el Ayuntamiento portense, Julián ha sido dos veces diputado federal por el cuarto Distrito, con cabecera precisamente en esa región…

¡Qué cosas tiene la vida, Mariana!...

Y NO QUIERO FINALIZAR ESTOS Rumbos, sin antes compartir con mis dos que tres lectores, que en el caso de RODOLFO JORDÁN VILLALOBOS, dirigente estatal de la CNC, su mirada está puesta en una Diputación local o en el IV Distrito Federal, que abarca la región del Mayo y parte de la sierra cercana…

Buen tipo, Rodolfo, mucho esfuerzo personal y ciertamente lealtad partidista a toda prueba…

Es todo.

Le abrazo.

m.rivastribuna@gmail.com