OPINIÓN

Don Javier Robinson Bours... Sus años de vida plena

Bulmaro Pacheco, columnista.
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 Un día les pregunté a don Javier Bours y a Ramiro Valdez —el legendario líder de la CTM estatal— por qué cada quien tenía la fotografía del otro detrás de los sillones ejecutivos en sus oficinas particulares. La respuesta de ambos fue similar: “Somos amigos de toda la vida, en las altas y bajas, en las buenas y en las malas. Una amistad que ha resistido todo en la lucha y en la vida”. No mentían; Así eran ellos, directos. Ramiro Valdez murió en agosto del 2011, a los 83 años. Don Javier el pasado 9 de noviembre a los 94. Se llevaban dos años de diferencia. Don Javier Robinson Bours Almada hubiese cumplido 95 años este lunes 7 de diciembre. Murió en paz y satisfecho, porque llevó siempre una vida recta, dinámica y ordenada en todos los aspectos. Fue durante toda su vida un empresario de excelencia, un político de calidad en el desempeño de cargos públicos, y siempre, un referente de obligatoria consulta de todo tipo de representantes populares y gobernantes, líderes sindicales, la jerarquía Católica y de diferentes organizaciones empresariales y bancarias nacionales y locales. Siempre dispuesto, siempre colaborador. Hijo de Alfonso R. Bours Monteverde y Rosalva Margarita Almada Corbalá que —se casaron un 11 de enero de 1923, en Álamos—, Don Javier nació en 1925 en Navojoa, y fue el segundo de siete hijos. Coincidiendo en la fecha, Don Alfonso y Rosalva se casaron el mismo día que Trinidad Almada Corbalá, su hermana, y el abogado sinaloense Gilberto Ruiz. Doña Rosalva era hermana de Rafael José Almada Corbalá, recordado presidente municipal de Navojoa (1958-1961), y de Trinidad, Maclovia, Rafaela y Balvanera, hijos de Alfredo José Almada Almada y Maclovia Corbalá Castillo, también de Álamos. Don Alfredo José, había sido un personaje importante en la política de Álamos, donde fue presidente municipal, y Quirino Corbalá, tío de doña Maclovia, fue presidente también en varias ocasiones. Don Alfonso, hijo del comerciante y financiero Tomás Robinson Bours (quien le prestara dinero en 1904 al agricultor Álvaro Obregón Salido), de San Francisco California arraigado en Álamos, y Ángela Monteverde, de Punta de Agua, Guaymas, ante el juez civil dijo ser: “de 26 años de edad, soltero, empleado, originario de esta ciudad y actualmente vecino de Navojoa”, (donde había comprado la franquicia de la Chrysler). Ella dijo “ser de 25 años de edad, soltera, hija legítima del Señor Alfredo Almada, mayor de edad, casado, comerciante, y de la señora su esposa Doña Maclovia Corbalá de Almada, mayor de edad y los dos de esta vecindad”,—se menciona en el acta de matrimonio también— que fueron testigos de la boda “los ciudadanos Conrado Monteverde y Reinaldo Ramos Almada (el hijo número 16 de Procopio Ramos y Hortensia Almada y hermano —del número 15— Ramón Ramos Almada, exsenador y diputado federal, y gobernador de Sonora en 1935), así como el licenciado Francisco Elenes G. y Agustín G. Bours”. Establecida en Navojoa, la familia vivió un tiempo frente a la Plaza 5 de Mayo, por la No Reelección. Ahí nacieron Alfonso, Javier, Enrique y Juan. Después, ya en Cajeme nacerían Rosalva, Alfredo y María de Lourdes. La venta de vehículos tuvo su auge en Navojoa mientras vivió ahí el general Álvaro Obregón (1925-1928) como expresidente de la República. Al ser asesinado Obregón, el Congreso del Estado convierte a Cajeme en municipio en 1928 y como cabecera municipal a Ciudad Obregón. En 1936 Don Alfonso decide trasladarse con su familia a Ciudad Obregón, a una casa por la calle Chihuahua entre Hidalgo y Allende. En Cajeme hervía la política y el Cardenismo permeaba en varias organizaciones campesinas y de trabajadores que luchaban por el reparto de la tierra construyendo nuevas organizaciones políticas como la CTM, creada y organizada en el sur de Sonora con origen agrario en 1937, con Jacinto López como primer secretario general. Don Alfonso vende la Chrysler y le compra la casa y la franquicia de la Ford (1943) a Gaspar Zaragoza Maytorena (sobrino del gobernador José María Maytorena) casa ubicada en Hidalgo y 5 de Febrero y cuyos hijos; Gaspar (1928), Fernando (1929) y Ernesto (1930) habían nacido ahí. Don Gaspar enviudó en 1941 tras un accidente automovilístico de su esposa y uno de sus hijos y cambió su residencia a Guaymas. Don Alfonso le vio más futuro a Obregón que a Navojoa para la venta de carros. En Obregón —y con el tiempo— adquiere también la franquicia de la CASE, distribuidora de maquinaria agrícola, importante para un Valle del Yaqui pujante donde ya se hablaba de la construcción de la Presa del Oviáchic (1947-1952) y se vivía con intensidad la expansión de la agricultura, con los sucesivos repartos agrarios (1938). Don Alfonso mandó a sus hijos a estudiar la High School a Santa Fe, Nuevo México; Enrique estudió Ingeniería Industrial en California. Los demás se regresaron con el padre para entrenarse en el trabajo. Don Alfonso era muy devoto de la Virgen de Guadalupe y construyó una fuente de azulejo con su imagen en su nueva casa. De ahí salió el nombre para la empresa Fertilizantes “Tepeyac”, de la que se hizo cargo su hijo Juan. Don Javier Bours se casa en 1949 con Alma Armida Castelo Valenzuela, hija de Espiridión (Polón) Castelo, ganadero de El Sauz, Rosario Tesopaco, y hermana del célebre dirigente obrero Jesús José Francisco Elías (Palillo) Villanueva Castelo. Del matrimonio nacerían Alma, María de los Ángeles, Javier, Mario, Susana, Eduardo, Gerardo, Ricardo, Rodrigo y Sandra. La vena “Almada” dominaba la personalidad de Don Javier: facilidad de palabra, desenvuelto, sociable, alegre, simpático, muy buen bailador (siempre era la primera pareja en salir a la pista de baile) y bien dotado para la política y los negocios. En 1952 a iniciativa de Enrique fundan todos los hermanos la empresa Bachoco. Funda Don Javier el Instituto LaSalle en 1958. De 1960 a 1984 presidió el patronato de la Cruz Roja de Cajeme, contribuyó a la fundación del ITSON, e inicia gestiones para la primera unidad foránea del Tecnológico de Monterrey en Cajeme. En 1961 debuta en la política como regidor del Ayuntamiento y presidente de la Junta de progreso y bienestar de Cajeme en el Gobierno Municipal de Faustino Félix Serna. Ahí alternó con Tomás Oroz Gaytán (tesorero), Carlos Armando Biébrich (secretario) y los regidores Matías Méndez, Rubén Mesa Henry e Ignacio Montaño. En 1967 es electo presidente municipal de Cajeme. Ahí convive con los regidores Antonio Astiazarán Izábal, David Álvarez Angulo, Rubén Meza Henry, Mario Moraga y Viviano Alatorre. Como secretario del Ayuntamiento promueve a Fernando Mendoza Contreras, que después sería diputado federal, senador y aspirante al Gobierno Estatal en 1985. En 1970 es electo diputado federal para la XLVIII Legislatura al Congreso de la Unión. Se fogueó políticamente con Luis M. Farías, Luis H. Ducoing, Juan Barragán, Alejandro Gascón Mercado, Alfredo V. Bonfil, Antonio Melgar y Rafael Rodríguez Barrera, entre otros. A finales de 1972 y junto con otros sonorenses se le mencionó con insistencia como un fuerte aspirante al Gobierno de Sonora. En enero de 1973 Luis Echeverría optó por su colaborador Carlos Armando Biébrich. En diciembre de 1974 muere su padre Alfonso. Doña Rosalva, en agosto de 1985. Después de la diputación, Don Javier ya no volvió a ocupar cargos públicos y se dedicó de lleno a los negocios y formar a la familia. Los negocios se ampliaron con la agricultura, una distribuidora de llantas y adquirieron lo que hoy es Megacable en 1995. Conocí a Don Javier, gracias a dos personajes que lo admiraron siempre: Próspero Ibarra Cevallos y Leonel Argüelles Méndez. Con Próspero (4 meses menor) lo ligaba el parentesco de su mamá Doña Luz Cevallos Corbalá, prima hermana de Rosalva. Estudiaron inglés juntos en Nuevo México y fueron socios después en negocios y frecuentes compañeros de viaje. Célebres y recordadas fueron sus reuniones y comidas en Huatabampo. Fuimos testigos de la enorme tristeza que le produjo la muerte de — su hermano— Próspero en noviembre de 1999. Como amigo personal de los dirigentes campesinos Lupe y Román Argüelles del Bacame, Don Javier era promovido activamente por Leonel, hijo de Don Lupe, en sus aspiraciones al Gobierno del Estado. Él nos platicaba ampliamente de la vida de Don Javier y destacaba sus virtudes. Hubiera sido un gran gobernador, sin duda. Recuerdo muy bien, su gesto de satisfacción y orgullo en la protesta como gobernador de Sonora de su hijo Eduardo, 30 años después.

Don Javier fue un ser humano excepcional y sobre dotado para la filantropía y la solidaridad social. Un emprendedor nato para los negocios y la intuición política. Un referente indispensable para las decisiones empresariales y políticas. Carlos Aceves, dirigente nacional de la CTM lo reconoció en 2016. Tuvo muchos reconocimientos en su vida empresarial, política y filantrópica, entre otros; el Premio Woodrow Wilson, para la ciudadanía corporativa, el Premio al Ciudadano Cajemense Distinguido, y el Premio Eugenio Garza Sada por su liderazgo y capacidad empresarial, entre otros. Pero quizá su mejor premio fue haber grabado su nombre en la historia de México y Sonora como uno de los empresarios más importantes, y haber sabido formar una familia de buenos sonorenses. Lo recordamos hoy, que hubiera cumplido 95 años.

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