OPINIÓN

Hablemos de cultura: Género, amor y decisión: sobre la diversidad de felicidades

Nokta

Erika Tamaura, columnista
Por
Escrito en OPINIÓN el

Poner en la mesa el tema de la diversidad sexual se trata de todo menos de referirnos específicamente a un acto sexual o al concepto de “sexo” entendido como algo que nos hace destinar en el de “género”. El tema se trata de ideas, religión, tradiciones, creencias y sistema de valores. Me gustaría que platicáramos usted y yo sin pensar desde un inicio que alguno de nosotros está en un error o tenemos la verdad sobre el tema. Tratemos de reflexionar sobre algo que puede parecer complicado, pero que al final no lo es tanto.

Voy yo primero, qué le parece. Vamos a partir desde el principio que todo tiene dos partes: energía femenina y energía masculina. (Si puede, le dejo de tarea averiguar sobre esto y sus significados). Bueno, es un hecho que biológicamente los cuerpos están diseñados para la reproducción de la especie y que para lograrlo se ocupan de las dos naturalezas: del cuerpo de un hombre y el cuerpo de una mujer. Es una fórmula innegociable. Sin embargo, el ser humano no solo fue creado para reproducir, sino para amar. El hecho de amar, es en sí, una de las cosas más complicadas que existen y a la vez de las más naturales y sencillas. Uno ama a sus padres porque esos le tocaron, igual con los hijos, es decir, a la familia cómo que hay que amarla (lo cual en muchas ocasiones no sucede), estas fueron conexiones impuestas (no necesariamente a fuerza, pero no es como que uno decide como cuando haces un sándwich). Pero luego llega el momento de elegir compañero(a) de camino, ese(a) que nadie le puede imponer, porque se supone que el ser humano es libre y también busca la felicidad, y lo que a uno le hace feliz, no es lo que hace feliz a otro(a), es decir, hay diversidad de felicidades. Es más, en el nombre de la búsqueda de esas felicidades se han construido las más maravillosas obras de arte y gestos de la historia humana. Sumemos ahora que el amor en términos de pareja, integra principalmente una conexión física, además de mental y algunos dirán de alma. Esta conexión es mucho más compleja porque se refiere a una intimidad tangible y ahí es dónde está el tema: en el derecho que todos tenemos de decidir con quién vibramos mejor en el sagrado círculo de nuestra intimidad, esa que se materializa más allá de lo que pensamos o creemos o lo que nos han inculcado o impuesto. Respetar el derecho a la diversidad sexual es sobre el respeto al derecho de decidir sobre nuestra felicidad.