OPINIÓN

Además de la pandemia, además de las ejecuciones, en Cajeme hay otra “peste”: la extorsión telefónica

Rumbos

Mario Rivas, columnista.
Por
Escrito en OPINIÓN el

INMERSO EN ESTAR SIGUIENDO de cerca las tendencias de la pandemia, no puse atención a otra plaga más violenta y perniciosa y pasé de largo por las señales que estaban frente a mis ojos, y que hoy me están acechando por diferentes flancos.

No todo lo malo que estamos enfrentando, tiene qué ver con la pandemia.

De antes, los mexicanos en lo general, y los sonorenses en lo particular, ya teníamos la peste de la violencia con su carga de muertos.

Por la violencia derivada del crimen organizado, han muerto más personas que las víctimas que ha dejado el coronavirus a nivel mundial.

¿Por qué nos duelen más los que fallecen por la pandemia que los ejecutados en las guerras entre grupos de delincuenciales? Digo, asumiendo que usted sea un creyente.

Yo tengo por costumbre leer todas las madrugadas los diarios TRIBUNA DEL YAQUI y del Mayo, Y LA VOZ DEL PUERTO. Casualmente, los tres medios escritos más reconocidos en el sur de Sonora, no se han apartado del propósito de dar seguimiento a los niveles de muertos por ejecuciones entre sicarios.

El otro día, me topé con una cifra aterradora en el recuadro de la estadística de muertos por el crimen organizado y con respecto a Ciudad Obregón: ¡47 asesinatos dolosos en el mes de mayo!

En su edición de ayer, TRIBUNA (del Yaqui), en su encabezado principal de primera plana, comparte con sus lectores la siguiente estadística, emitida por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública: “Obregón, la quinta ciudad más violenta del mundo”.

Tal vez el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, quiso decir que Obregón está entre las cinco ciudades más violentas del mundo.

O algo así.

Como sea, ni los medios masivos de comunicación ni la prensa escrita de la Ciudad de México, han seguido el rastro de la mortandad que el crimen organizado ha regado por toda la República.

En prácticamente todas las ciudades del país se multiplican los homicidios dolosos. Ya no hablemos de la impunidad. Las ejecuciones, son por su propia naturaleza, crímenes sin castigo. Con frecuencia, los muertos ni siquiera son localizados.

Miles y miles de muertos pasan a formar parte de los expedientes sin resolver. Pareciera que para las autoridades un muerto por ejecución, no merece ser investigado.

Y lo peor es que los ciudadanos nos hemos acostumbrado a esta situación.

Aquí lo he comentado con usted. Los ciudadanos que se dicen “gente de bien”, han llegado al punto de no experimentar compasión por los que mueren acribillados en cualquier calle. Lo más entristecedor es que son jóvenes que, cuando tienen la oportunidad de pasar donde alguien está siendo asesinado, su primera reacción es sacar de la bolsa su celular y videograbar la escena.

Yo he visto muchos de esos videos. Y he escuchado las conversaciones sobre el que videograba y su acompañante. Y he escuchado expresiones peyorativas para aquel infeliz que ha perdido la vida en forma brutal, desalmada.

Nos hemos convertido en seres despiadados, miserables. Se ha perdido el sentido del valor de la vida. Y desgraciadamente, esta característica cada vez se vuelve más adaptable en las costumbres de las personas.

En Ciudad Obregón tenemos otra plaga, quizá —y sin el quizá— mucho más grave que todo lo anterior. Una de las expresiones de la criminalidad más temidas para la gente de trabajo, es la extorsión telefónica. Muchas personas entran en pánico y de verdad creen que los delincuentes tienen a un ser querido secuestrado y en la comunicación telefónica, lucen amenazantes y son convincentes en que matarán al familiar si no acude a tal o cual lugar.

He conocido de cerca este drama, cada vez más cotidiano en Cajeme. Por desgracia, las policías no tienen cómo contrarrestar esta plaga. Conocen los métodos que los criminales emplean para cometer sus fechorías, pero no saben cómo rastrearlos. En alguna ocasión, el entonces coordinador del C-4 DAVID ANAYA COOLEY, me invitó a conocer las instalaciones de esa entidad de investigación con alta tecnología.

En su momento, la información la compartí con mis dos que tres lectores. De hecho, me quedé con la impresión de que con esta capacidad tecnológica, la extorsión telefónica sería fácilmente rastreada y nulificada en Sonora.

El caso que me ocupa, le ocurrió a una persona muy cercana a mis afectos. Se me “partió” el alma ver cómo sufría la madre de la víctima, sus hermanas, sus hijos.

Se trata de una persona buena. Trabajadora, padre amoroso, responsable. Y no encontró la manera de que algunas de las policías le prestara auxilio.

Lo peor de todo, es que él no buscó esa ayuda. El miedo lo paralizó.

Sí, el miedo, el más poderoso enemigo del ser humano.

En fin, así las cosas.

DE AQUÍ, DE ALLÁ Y DE MÁS ALLÁ

DÉJEME DECIRLO: UN MUY BUEN amigo recién nos vimos cuando ambos hacíamos compras en un supermercado…

Naturalmente, el saludo con su correspondiente “sana distancia” y el intercambio de preguntas…

Cuando le pregunté dónde se ha pasado estas seis o siete semanas, me dijo que confinado, como muchos; y me atajó con unas palabras: “te mandó saludos a través de mi persona el obispo Juan Manuel Mancillas”, me sorprendió…

Me comentó que platicó por teléfono con él, luego de haber leído su mensaje en redes sociales en el que informa a la feligresía de la Diócesis de Texcoco, que tiene cáncer. Ambos lamentamos lo qué está enfrentando este gran pastor de la iglesia católica a quien, en lo personal, tengo el gusto de conocer y en alguna ocasión —mejor dicho, en dos ocasiones— compartí la mesa con él…

A propósito, desde la sierra sonorense me llegó una fotografía de grupo que yo agradezco en todo lo que vale…

En la gráfica, aparecen de izquierda a derecha, el exalcalde de Granados, JAIME BARCELÓ; el presbítero oriundo del viejo sector de Plano Oriente, en Ciudad Obregón, RENÉ ESQUER VERDUGO; obispo JUAN MANUEL MANCILLAS, el exalcalde de Cajeme, FAUSTINO FÉLIX CHÁVEZ, el obispo de la Diócesis de Ciudad Obregón, FELIPE PADILLA…

Habían asistido a las fiestas de San Isidro Labrador en mayo de 2018…

¡Larga vida para ellos!...

Y HABLANDO DE OTRAS COSAS, se comenta en círculos de la Cuarta Transformación que Morena ya dio línea a sus diputados federales de Sonora, para que, desde ahora, empiecen a trabajar en la reelección…

Era de esperarse aunque no todo el monte es de orégano y esto lo digo a propósito del invisible trabajo que ha realizado en su distrito, HILDELISA GONZÁLEZ, la del 7…

Y en cuanto a JAVIER LAMARQUE CANO, bueno, no es ningún secreto que su trabajo como diputado cuando los agricultores del sur de Sonora le pidieron que los ayudara, se salió por peteneras y ante esta actitud, tuvo que enfrentar la ira de FILIBERTO CRUZ LEYVA, cuya catilinaria al legislador, se volvió viral en redes…

Del diputado federal guaymense, de filiación morenista, hay voces que afirman que su gestión ha sido muy raquítica…

Por otra parte, es vox populi que los dos legisladores federales de Morena por Hermosillo, no se llevan nada bien con la alcaldesa CÉLIDA LÓPEZ…

¿Y BALDENEBRO en San Luis Río Colorado? La verdad es que el exalcalde de aquel municipio, se encuentra muy alejado…

¿Y ANA GABRIELA GUEVARA, qué, pues? No hay duda: trae grandes problemas al interior del equipo de AMLO y este parece que ya se hartó de ella…

Total, nada parece pintar bien…

Es todo.

Le abrazo.

m.rivastribuna@gmail.com