Cada vez que escuchamos hablar a una o un conocedor acerca del coronavirus, todos ofrecen un denominador común: El doctor Hugo López-Gatell está diciendo muchas mentiras. “Y sabe perfectamente que la estrategia para enfrentar la enfermedad en México ha sido un completo fracaso”, rematan.
Pero uno que no es experto en Epidemiología, sí puede llegar a conclusiones desde el punto de vista de la efectividad del mensaje que sobre ese tema, todos los días envían las autoridades de este país.
Esa eficacia estriba en la captación de la sociedad respecto a la importancia que le da al virus y su letalidad. Y tan en serio está tomando las cosas la gente –en su mayoríaque se da el lujo de seguir organizando fiestas y viajar a las playas y balnearios a disfrutar de sus vacaciones como si no estuviésemos viviendo una tragedia que ya se traduce en casi cincuenta mil muertes. Desde marzo, cuando se dio la disposición de la contingencia sanitaria, el presidente López Obrador, difundió constantemente su ánimo de desestimar la pandemia. Y tiene millones de seguidores.
Enseguida, su hombre de confianza, el “científico” para conducir el control de la enfermedad, López-Gatell, empezó a cuestionar el uso del “cubrebocas” y a restarle importancia a las pruebas rápidas.
Las consecuencias están a la vista. La curva no se aplana y por lo visto, dentro de 90 días llegará nuestro país a registrar el millón de infectados y a acercarse a los 100 mil fallecimientos.
Es una historia real. De terror.
En Guadalajara, una multitudinaria boda en la familia de Vicente Fernández ha tenido millones de vistas en las redes sociales.
A pesar de las restricciones, la autoridad no intervino.
En Sonora, este fin de semana se abarrotaron las playas. Y tuvimos un fin de semana con dos días consecutivos de más de quinientos contagios y más de 50 muertos.
Y Bahía de Kino, San Carlos, Puerto Peñasco, Las Bocas, llenas de vacacionistas. En el kilómetro 13 de la carretera Hermosillo- Ures, un líder sindical de una maquiladora festejó en grande su cumpleaños, con música en vivo, como si nada pasara.
Esperemos entonces las consecuencias de estos “privilegios” en las próximas dos semanas.
¿Quién es el responsable? ¿El Gobierno en sus tres niveles? ¿La gente que, de plano, desestima la enfermedad y esa frialdad e indiferencia forma parte de nuestra formación cultural?
Creo que todos somos responsables en la parte que nos corresponde.
De lo que también existe convencimiento es que “alguien” debe hacer algo por salvar esta situación que amplía su camino de terror.
Tendrá qué surgir ese activismo desde la sociedad civil y, particularmente, de la comunidad científica.
Porque existe la plena seguridad de que la solución no surgirá de Palacio Nacional.
Es sorprendente observar ahora que el presidente ha firmado acuerdos con quienes, hace cinco años, formaban parte de “La mafia del poder”… Pero además, ha encontrado el pretexto ideal para “rescatar” a la televisión mexicana de su hambruna, por el poder que han demostrado las redes sociales… La educación en México se transmitirá ahora por televisión abierta desde el próximo 24 de agosto, fecha establecida para el arranque del ciclo escolar 2020- 2021… Fue una jugada muy inteligente del presidente… Por un lado, favorece el no regreso a clases presenciales de millones de niñas, niños y jóvenes ante el descarrilamiento de la pandemia de COVID-19; garantiza una audiencia del 94 por ciento del territorio nacional gracias a las señales de Televisa, TV-Azteca, Grupo Imagen y Multimedios (Milenio) y eso le permitirá hacer a un lado la extraordinaria convocatoria de las redes sociales, que fue como se concluyó el pasado ciclo escolar… Más allá de eso… AMLO se echa a la bolsa a los propietarios de cada una de esas cadenas televisoras y los prepara para agenciarse su apoyo en los años por venir y, de paso, les “pega” a las “benditas redes sociales” que hoy se han convertido para él en “malditas” por sus recurrentes manifestaciones de condena popular a las acciones de su Gobierno… Nada mal, ¿no?... De ahí las sonrisas de oreja a oreja ayer en la “mañanera” por parte de Emilio Azcárraga Jean, Benjamín Salinas, Olegario Vázquez Jr. y Francisco González… ¡Ya no son parte de la Mafia del Poder!... Eso quedó atrás.