OPINIÓN

Política de alianzas: Maximizar votos

Bulmaro Pacheco, columnista.
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Llevan años machacando la conjunción de las siglas PRI y PAN para convertirla en Prian, y con eso tratar de descalificar cualquier medida de política pública donde el PRI conseguía los votos del PAN para alguna reforma constitucional o el PAN se valía del PRI para el mismo propósito.

Lo hicieron con la recordada reforma política de finales de los ochenta del siglo pasado con la eficaz negociación del dirigente nacional del PAN Luis H.Álvarez y Diego Fernández de Cevallos en el sexenio de Carlos Salinas. Posteriormente, en 1992 serían las reformas al 27 y 130 de la Constitución Mexicana incluidas siempre en los documentos del PAN. También lo hicieron con motivo de la recordada ceremonia del 1 de diciembre del 2006, donde Felipe Calderón tomó posesión de la Presidencia en el Congreso de la Unión, con el apoyo de las bancadas del PRI en ambas Cámaras. Fueron más radicales todavía cuando el PAN se sumó al llamado Pacto por México y aunque varias reformas fueron propuestas del PAN (como la reforma política) y de las izquierdas, no se midieron para volver a motejar esa alianza para dejar en la imaginación de la gente la expresión “Prian”, que ha agarrado vuelo con el tiempo así como lo hicieron con la machacona idea de los “70 años perdidos” o el achacarle la corrupción a solo uno de los partidos políticos de México. Lo que no se dice es que las alianzas las empezaron a construir las izquierdas y el PAN desde 1991, y así siguieron hasta elecciones más recientes como las de 2016 y 2017. Y ¿que decir de las 27 entidades que experimentaron alternancias entre 1989 y 2016?: 11 fueron por victorias del PAN, siete por el PRD y nueve correspondientes a la alianza PAN-PRD y 16 de las 27 con expriístas de candidatos: ¿Cuál Prian, entonces?

Con Salinas fueron 3 las derrotas del PRI en gubernaturas y dejó al PRI con 29. Con Ernesto Zedillo 11 y dejó al PRI con 18, con Fox, el PRI perdió 4, con Calderón 5 y con EPN 4. Quedan hasta hoy sin alternancia Coahuila, Colima, Campeche, Edomex e Hidalgo. Las dirigencias del PAN, PDM y PRD sorprendieron con la postulación de Salvador Nava Martínez, a través de la llamada Coalición Democrática Potosina, en la elección de gobernador de San Luis Potosí contra el candidato del PRI Fausto Zapata, en 1991. No ganaron, pero Zapata no pudo tomar posesión por las protestas que alegaban fraude electoral. Al final tomó posesión del gobierno Gonzalo Martínez Corbalá. Siguieron con la candidatura común del ex militante del PARM Jorge Cárdenas González, postulado en alianza (PAN-PRD) en 1992 para el Gobierno de Tamaulipas. Cárdenas era disidente de su partido de origen y hermano del exgobernador Enrique Cárdenas González. En 1999 hicieron otra alianza para impulsar a Juan Antonio García Villa (PAN), candidato a gobernador en Coahuila, que unificó en alianza al PAN, PRD, PT y PVEM en la llamada Coalición Unidos por Coahuila, y enfrentó a Enrique Martínez y Martínez (PRI). En 1998 el PRD fue con el PT, el PARM y el PVEM en Tlaxcala, y ganaron con el expriísta Alfonso Sánchez Anaya; derrotó al priísta Joaquín Cisneros Fernández. En 2004 El PAN fue con el PJS, PT y PCD, y ganaron con Héctor Ortiz Ortiz para el periodo 2005-2011. En 1999 PAN y PRD se unifican de nuevo en Nayarit para hacer ganar al mediante candidatura común al expriísta Antonio Echevarría Domínguez. En el 2000, mediante la Alianza por Chiapas (PAN-PRD-PVEM-PT-PCDConvergencia- PSN), Pablo Salazar Mendiguchía, exsenador del PRI, gana la elección a Sami David (PRI). La alternancia llega a Yucatán en 2001 con la postulación de Patricio Patrón Laviada, candidato común de los partidos PAN-PRD-PT-PVEM. En 2003 y 2004 pierden en alianza Colima, Chihuahua y Oaxaca con Antonio Morales y Javier Corral como candidatos, y Oaxaca con la alianza PAN-PRD y Convergencia “Todos Somos Oaxaca”, con el expriísta Gabino Cué Monteagudo que perdió ante el priísta Ulises Ruiz. El actual gobernador de Durango José Rosas Aispuro perdió en 2010 con la Alianza “Durango nos une”, integrada por PAN-PRD-CONV-PT. Igual Xóchitl Gálvez en la alianza “Hidalgo nos une” con los mismos partidos. Ese año fue productivo para las alianzas porque ganaron Sinaloa (con Mario López, un disidente del PRI), Oaxaca (de nuevo con Gabino Cué) y Puebla (con Rafael Moreno Valle; otro expriísta). Por primera vez hicieron alianza en Baja California en 2013 para llevar al Gobierno a Francisco Vega De la Madrid a través de la alianza “Unidos por Baja California” que unificó al PAN-PRD-Panal-PEBC. El año 2016 fue la consolidación de esas alianzas. PAN y PRD juntos ganaron, ahora sí: Durango, Quintana Roo y Veracruz con José Rosas Aispuro, Carlos Joaquín González y Miguel Ángel Yúnes Linares. No les fue bien en Oaxaca ni en Zacatecas. En 2017 la alianza refrendó triunfo en Nayarit con Antonio Echevarría Jr. y el PRI solo conservó Coahuila y el estado de México. Morena desplazó después a la alianza en Baja California, Puebla y Veracruz. Al PRD lo desplazó en Morelos (con el PES), Tabasco y la Ciudad de México. En Chiapas al Verde Ecologista. Las alianzas ahora han dado un vuelco y deberán rediseñarse para enfrentar a Morena el próximo año. Quedan dispuestos de asociarse el PRI el PAN Movimiento Ciudadano y el PRD. En la elección para diputados federales en 2018 los 4 partidos mencionados lograron 24.5 millones de votos contra 20.9 del partido Morena. Sus aliados (PT y PES) le dieron 3.5 millones con lo que Morena completó 26.6. Morena solo, había logrado 25.18 millones de votos para el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. O sea que en el peor momento electoral de los partidos opositores a Morena la suma de votos para diputados federales fue mayor a la del partido hoy en el Gobierno por eso y entre otros factores; las alianzas del próximo año pueden cuajar por varios factores:

El desencanto de una parte de la población con el Gobierno Federal por sus frecuentes errores, omisiones, pifias y revanchismos. La gran cantidad de indecisos en todas las encuestas, que revelan un desencanto por el voto que emitieron en 2018 y que van a esperar a ver las caras de los candidatos que los partidos presenten. La crisis en el partido del Gobierno, al que cada día se le enreda más la elección de su dirigencia nacional, hoy en manos del Tepjf y el INE. El convencimiento de que ninguno de los problemas nacionales puede abordarse con el enfoque de uno solo de los partidos o fuerzas políticas y que los acuerdos rebasan ya cualquier límite ideológico para optar por la maximización de los votos en elecciones competidas. En lo local, el panorama para Morena luce más desolador a pesar de los números que se han visto en las encuestas. Sus representantes populares electos en 2018 han sido un fiasco y no han respondido a la confianza que les otorgaron los lectores en la llamada ola lopezobradorista. Ante eso, el partido y su Gobierno no dejarán de insistir en el juicio a los expresidentes, la rifa del avión presidencial y más denuncias sobre corrupción, de cara a las próximas campañas. No tienen más. bulmarop@gmail.com