OPINIÓN

Sin regulación no hay libertad de expresión

La Tertulia Polaca

Aarón Tapia, colaborador.
Por
Escrito en OPINIÓN el

Una verdadera sociedad democrática es aquella que puede influir en la forma como el Gobierno actúa. A esta influencia solo se puede llegar a través del conocimiento de cómo se está actuando en la función pública y de cómo esta debe comportarse para lograr una mejor convivencia. Quizá el más importante elemento con el que cuenta la ciudadanía para llegar a este conocimiento, son los medios de comunicación: radio, televisión, prensa escrita, canales en YouTube, páginas de Facebook y portales digitales en internet.

La importancia de estos medios en la vida democrática de un país es elemental, lo que se refleja en la relación causa a efecto que se da entre la transmisión de la información, el análisis del receptor, la creación de conocimiento individual, su incidencia en las decisiones de plan de vida personal y su inserción en el debate social, lo que lleva a la formación de opinión p��blica y la participación, individual y comunal, en la toma de decisiones públicas. Ante este panorama, el manejo tanto público como privado, de los medios de comunicación debe ser siempre tendiente a favorecer a la libertad de expresión.

La importancia de la opinión pública se refleja en el hecho que es el factor que determina los niveles de crítica o aceptación de los políticos y del actuar gubernamental, los medios de información tienen un papel trascendente en este aspecto, debido a que en el mundo lo que más se genera es la información y la capacidad de transmisión de esta se encuentra limitada.

Por lo anterior, la información que los medios transmiten a la sociedad deba pasar por un proceso de filtración, cuyo cedazo obedece a factores de índole comercial o ideológica.

Los criterios comerciales dan preferencia a dos tipos de información: la netamente comercial, es decir la publicidad de los patrocinadores, y la información que gusta al público y provoca el consumo del medio. Un ejemplo de esto es la violencia, motivo por el cual muchos medios de comunicación tienen una parte especial dedicada a esta, a la que denominan generalmente como policiaca.

Por su parte los criterios ideológicos atenderán a las creencias o inclinaciones políticas, religiosas o de otra índole, de los encargados de la redacción o los directivos y propietarios del propio medio.

Estos condicionamientos del filtro de información, condicionarán la opinión de sus lectores, radioescuchas, televidentes o cibernautas en lo que se refiere a la vida social y política de la comunidad.

Para que la sociedad pueda ser un buen crítico del actuar gubernamental y por tanto un factor constante en el proceso democrático, se requiere de una opinión pública caracterizada por la diversidad de la crítica, lo que se logra cuando el sistema de información de un país presenta dos elementos esenciales: Libertad de información que implica la posibilidad de que los medios transmitan la información que consideren pertinente sin que exista otro control que los propios criterios de filtración y clasificación que el propio medio decida y pluralidad mediática que requiere la existencia de suficientes medios de comunicación para que se puedan presentar a la sociedad diversas corrientes ideológicas y políticas, de tal forma que le permita a los ciudadanos la posibilidad de optar por las diversas posibilidades de pensamiento que transmiten los medios.

Es evidente que el poder político por su propia conveniencia, tiende hacia el control de los medios de comunicación y, en los países en donde existe una relativa libertad en los medios de comunicación, el poder público buscará los medios para controlar la información de los medios de comunicación.

Entre estos se encuentra el control económico que se da a través de la publicidad oficial. En estos países, el Estado suele ser uno de los principales clientes (si no es que el principal) de la publicidad que transmiten los medios y, por consecuencia, se puede volver selectivo en su contratación de publicidad a través de preferencia a aquellos medios que les cause la menor incomodidad. Pero también puede hacerlo a través de la denominada "autocensura", que son las propias limitantes que las empresas de información establecen en sus filtros para evitar situaciones que les puedan perjudicar económicamente.

El estado puede provocar la autocensura a través de una fuerte inversión en la compra de publicidad en los medios de información.

El caso de Sonora presenta estas características, el Gobierno del Estado de Claudia Pavlovich de acuerdo al economista y académico de la Universidad de Sonora, Germán Palafox Moyer con datos extraídos de la Cuenta Pública del 2019, se gastó en comunicación social y publicidad oficial una cantidad superior a los 158 mdp de un presupuesto originalmente aprobado por 51.7 millones, es decir, hubo un sobrejercicio de casi 107 mdp, que se traduce en un 206.4% de más.

En el Congreso del estado de Sonora es muy grave y deplorable el como se otorgan pagos a medios de comunicación y periodistas sin contrato de por medio, es decir, los ciudadanos no podemos percatarnos qué tipo de servicios cubren estas remuneraciones o incluso si hay algún servicio de por medio.

Con datos también proporcionados por el economista Palafox Moyer, según el informe del ISAF en 2019 se programaron en este Congreso la cantidad de 32.5 mdp para el rubro de servicios de comunicación social y publicidad, pero finalmente se devengaron 35.2 mdp.

Estas cifras son preocupantes no denotan la buena fe de un Gobierno y de un Poder Legislativo en informar al público, sino la intención de poner una mordaza a los medios de comunicación a través de la autocensura derivada del interés económico. Se sigue aplicando la frase que se atribuye al expresidente López Portillo "no te pago para que me pegues".