OPINIÓN

Entre pasillos

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Sin pudor, como suele, Margarita Vélez de Mariscal decidió subir un par de publicaciones a sus redes sociales asegurando que estará en las boletas de las próximas elecciones; el tema es que a la first lady de Cajeme se le olvidó que, ni es precandidata, y que, aunque de forma simbólica, es funcionaria pública. Necesita mejor asesoría, aunque el alcance de sus dichos fue muy limitado.
Otro que anda ya pensando en otros aires es Enrique Clausen; el titular de salud estatal quiere aprovechar la exposición que le ha dado el Covid-19 para ser el candidato de la alianza prianista+PRD en Guaymas. El detalle para don Quique es que sí ha estado muy expuesto en los medios, pero su trabajo al frente de la estrategia de Sonora ha dejado mucho qué desear, y si no pregúntenle por qué estamos de nuevo al borde del semáforo rojo.
Hablando de Guaymas, la que ya está decidida de seguir gobernando es doña Sara Vallle; la actual alcaldesa ya entendió que no conseguirá posiciones en el equipo de Alfonso Durazo y no le quedará más que buscar nuevamente el huesito del puerto. Nos cuentan que contenta no está, pero que buscará el asunto para cuidar sus espaldas ante el cochinero que, afirman, dejará.
Al que definitivamente cepillaron del proyecto morenista fue a Humberto Nuñez, quien renunció a la delegación de la FGR en Sonora por exigencia de personajes cercanos a Alfonso Durazo; y es que resulta que Humberto andaba jalando agua al molino de otros pretendientes a la gubernatura, lo que no gustó en nada entre el equipo del de Bavispe. Encima, resultados nunca dio.
Los que andan rebeldes son los petistas. Resulta que Ana Gabriela Guevara no quiere trabajar para los fines morenistas en Sonora y busca lanzar a sus propios candidatos, al menos en las alcaldías y diputaciones, lo cual es un golpe duro para la seudo izquierda sonorense, que ya se veía unida hasta el fin.