OPINIÓN

Nuevos votantes en Sonora 2021

Columna por Mtra. Norma Valle DessensCréditos: TRIBUNA
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A Itzel, mi jovencita, en su cumpleaños número 19

Este 2021 en Sonora ingresarán a la población votante alrededor de 200 mil jóvenes que se encuentran entre los 17 y los 20 años de edad, según el Censo de Población 2020, en estos dos grupos extremos están quienes cumplirán apenas los 18, pero ya tienen credencial, y quienes los cumplieron en 2018, y no votaron esa elección.

Los y las nuevos votantes, junto con el resto de la población, se enfrentarán por primera vez a la oportunidad de votar para elegir quien ocupe el ejecutivo estatal por seis años, así como las alcaldías de los 72 municipios y las diputaciones del congreso local y la representación de diputaciones y senadurías en el Congreso de la Unión, por los siguientes tres años.

¿Qué panorama electoral les espera a estos jovencitos? ¿Qué les ofrece para estrenar su credencial nuestro sistema de partidos en Sonora? Para empezar, los personajes más visibles para la gubernatura son quien encabeza la Alianza PRI-PAN-PRD, así como quien encabeza la de Morena con su aliado en la elección anterior (PT) y sus nuevas adquisiciones como el Partido Verde y Nueva Alianza.

A esto se suman propuestas de pre-candidatos a la gubernatura de una serie de partidos recientes, cuya actuación y procedencia generan las más diversas interpretaciones. La gama va desde los de orientación religiosa, pasando por los sectoriales, y los que se asumen de izquierda, sin haber dado luchas significativas en esa línea, pero que pueden mover sus canicas hacia donde la brújula electoral indique.

Es quizá una de las elecciones más confusas en cuanto a identidad partidaria no sólo para Sonora, sino en el país, donde la mezcla de partidos no guarda relación con su consistencia ideológica o la afinidad de sus plataformas electorales, sino con el pragmatismo de sumar o restar estructuras, nombres o fortunas; donde hoy se acepta en las filas al anterior adversario, y donde la historia y construcción de las luchas que dieron paso a cada uno, importan muy poco.

En algunas pláticas con jóvenes de 18 y 19 años ellos comentaron que sí desean votar, que harán todo lo necesario para cumplir con esa responsabilidad, porque es su deber elegir a los gobernantes y tienen derecho a participar, pero que no le regalarán su voto a cualquiera, pues deben estar convencidos para otorgarlo.

Hace unos 30 años, cuando los padres de esa nueva generación empezaron a votar, las cosas eran distintas, estabas de un lado o de otro: el PRI era el enemigo público a vencer que había distorsionado la revolución, aunque la clase política se beneficiaba de sus prebendas; el PAN era el opositor que capitalizó el descontento y empezaba a ganar alcaldías y gubernaturas, al cobijo de la clase empresarial y con perfil conservador.

De manera marginal, empezaba a notarse una izquierda que rondaba entre los radicalismos y la lucha en las calles con banderas de mejora para grandes sectores, como los trabajadores o las mujeres, y algunos hallaron la forma de acomodarse en los gobiernos tradicionales.

Sin duda poco a poco se consiguieron logros, de un lado y del otro, que dieron a los ciudadanos la posibilidad de votar de forma más segura y el acceso a nuevas opciones de alternancia. Pero esto no está exento de retrocesos ni de feroces ataques a quienes se atreven a destacar, y todavía la mujer en política debe recorrer un camino más duro para postularse, y aun electa constitucionalmente, se le acusa y juzga como no se ha hecho con ningún varón.

Vemos que en ciertas coyunturas el respeto al voto, los órganos electorales autónomos, y los espacios de participación para las mujeres quedan en el discurso, se negocian bajo de la mesa, pues los partidos no fomentan la equidad ni en sus órganos de decisión, ni en sus candidaturas.

La ventaja es que la llamada “generación de cristal” está lejos de serlo, no traen integradas esas fuertes cargas ideológicas que se imprimieron a la generación  de los 70 y todavía los 90, y que funcionaron para ese momento histórico, pero la juventud hoy busca la autenticidad de las personas, son críticos genuinos y no se compra su confianza fácilmente, a eso le apostamos con los futuros votantes ¿podrá la clase política estar a su altura en la elección 2021 en Sonora?