OPINION

El hartazgo al pasado reciente, persiste

De Primera Mano

Francisco Ruiz Quirrín, columnistaCréditos: Tribuna
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MUCHOS nos seguimos preguntando el por qué López Obrador, a pesar de su estrepitoso fracaso como mandatario en dos años y medio, continúa manteniendo una credibilidad mayoritaria en la población.

Quizá la respuesta está en que el 2018 se dio un clímax popular de hartazgo hacia el régimen que protagonizaron el PAN y el PRI y que AMLO se estableció como el baluarte anti-sistema. Su insistencia en combatir la corrupción y la impunidad generó un sentimiento que prendió al votante y este lo manifestó en las urnas. Un sentimiento que persiste.

Es decir, las mayorías no están poniendo atención en las mentiras que a diario dice el presidente, o que es un “viejo decrépito” con evidentes deficiencias mentales que cae constantemente en contradicciones.

Para que el hartazgo alcanzara la mente y el corazón de la mayoría del pueblo de México, transcurrieron cuando menos 25 años. ¿Creen ustedes que la gente se hartará de un nuevo régimen impuesto desde hace dos años y medio?

La “cuatroté” de López Obrador, ha eliminado los apoyos a niños con cáncer, a mujeres víctimas de la violencia, ha recortado los presupuestos a los estados y a los municipios, ha eliminado todos los fideicomisos que inspiraban no solo la investigación científica y la promoción del arte en este país, sino que también dejó sin obras públicas a las comunidades más alejadas, a las que también hizo vulnerables ante los desastres naturales.

Su política de seguridad ha sido un estrepitoso fracaso (80 mil muertes violentas durante su Gobierno), la pobreza ha aumentado, los feminicidios también dentro de un desdén a la mujer, se ha confirmado que la corrupción persiste al interior de su Gobierno.

La impunidad continúa cabalgando a lo largo y ancho del país. Los criminales trabajan sin que nada ni nadie los detenga, controlando gran parte del territorio nacional y el terror domina la animosidad de los mexicanos.

La pandemia ha sido mal manejada por el Gobierno. Somos el tercer país con más muertes por coronavirus en el mundo y la estrategia de vacunación tiene un tufo a interés político a favor de MORENA, con el objetivo de obtener una mayoría en la Cámara de los Diputados tras los resultados después del seis de junio, día de los comicios electorales.

Y a pesar de todo ello, el presidente sigue apareciendo con calificaciones “aprobatorias” en los sondeos de todas las casas serias y no serias de México.

Y aunque no es lo mismo tener el 80 por ciento de aprobación como lo registraba en los primeros meses en el poder, aún existe la probabilidad de que más de la mitad de la gente confíe en el presidente.

¿Por qué?...

Se distribuye dinero en adultos mayores, jóvenes que no hacen nada e indígenas, lo que hace un total cercano a los 20 millones de habitantes. Quienes reciben esos centavos de la mano presidencial, le están muy agradecidos “porque ningún presidente había visto por ellos”.

Evidentemente, el país va por muy mal camino. Nos espera pobreza, miseria y limitaciones en nuestras libertades más esenciales.

Sin embargo, dos años y medio es aún muy poco, para generar un sentimiento de hartazgo en las mayorías por el fracaso de este intento de transformación.

TAMPOCO deja de sorprender que la oposición a López Obrador esté tan disminuida… Salvo algunos actores del Partido Acción Nacional, se observa una mayor lucha entre la sociedad y algunas organizaciones civiles que advierten la amenaza que se nos viene encima y grupos empresariales muy identificados, sobre todo, en Nuevo León… Para el conocedor no es secreto alguno que el ADN de los principales “morenistas” conserva al PRI en su sangre y que, probadamente, están en el poder exsalinistas, exzedillistas y varios expanistas… Quizá y por ello, la presidencia del comité ejecutivo nacional del PRI está callada, esperando solo la llegada de septiembre para disfrutar de sus curules regaladas en la Cámara de los Diputados y el devenir histórico para retomar un poder que simplemente un grupo rebelde, de su misma condición humana, les ganó la pelea… El PRI ha demostrado que no sabe ser oposición y que a conveniencia, cuando pierde, busca estar sentado en el camión que conduce el triunfador momentáneo… El PAN demostró que no sabe gobernar, pero está ratificando su condición de ser un opositor natural… Nada cambia en México… Es la misma historia, reciclada… Por lo pronto, el presidente López Obrador, ha logrado colocarnos en la década de los setentas… A la vuelta de la esquina tendremos el regreso del poder presidencial omnipresente, ese que ya había desaparecido con el fortalecimiento de nuestras instituciones y el equilibrio de poderes… Hemos regresado al antepasado… Ni siquiera al pasado.

Fuente: Francisco Ruiz Quirrín