OPINION

Doña Alicia Arellano Tapia: hizo historia justamente cuando hacerla era toda una proeza

Rumbos

Mario Rivas, columnistaCréditos: Internet
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YO ANDABA EN LOS 15 AÑOS cuando ella surgió a la luz pública como candidata del PRI a Diputada Federal. A esa edad, un adolescente cuyo micro-cosmos era un paupérrimo barrio arrinconado por un gran canal que bañaba al Valle del Yaqui y suyos sueños apenas llegaban al centro de Ciudad Obregón, no tenía idea de la importancia de que una mujer de 36 años, muy bella y muy inteligente, estuviera en los pendones y las cartulinas promoviéndose para llegar a la Cámara de Diputados.

El nombre de ALICIA ARELLANO TAPIA, no llegaba a mis oídos. Mi mundo era muy pequeño y mis ambiciones estaban muy distantes del periodismo y de la política.

No fue sino tres años después, cuando mis ojos se toparon con fotografías en blanco y negro colgando de un poste, con el rostro de Alicia Arellano, y su sonrisa que cautivó a los electores de la época.

No lo sabía yo entonces, pero ella era una de las dos primeras mujeres en ser candidatas al Senado de la República.

Unos centímetros más arriba de donde se encontraba su efigie, estaba la cartulina con el candidato del PRI a la Presidencia de la República GUSTAVO DÍAZ ORDAZ. Para entonces, Alicia Arellano andaba en los 39 años. Su carrera política avanzaba vertiginosamente. De ella ya se decía que llegaría a ser gobernadora de Sonora, algo impensable en esos tiempos.

ALICIA ARELLANO TAPIA llegó a la candidatura al Senado, apoyada por el presidente López Mateos. Pero igual pudo ser por la decisión y la voluntad del entrante mandatario Díaz Ordaz.

En aquella época no se conocía la expresión “conectividad”, pero ciertamente ella fue reconocida como una persona que sabía tender puentes de acercamiento con los más importantes políticos de entonces.

Su carisma era innegable. Su simpatía derretía cualquier asomo de animadversión. Era una mujer fuera de serie.

De hecho, sus relaciones políticas alcanzaron a varios presidentes, me cuentan que, incluso, con el General LÁZARO CÁRDENAS Y CON JOSÉ LÓPEZ PORTILLO.

De algún modo, genéticamente, su hija CLAUDIA PAVLOVICH heredó de ella esa simpatía innata e igual su carisma. Esto no tiene vuelta de hoja.

Doña Alicia—en tiempo más cercano—fue presidenta municipal de su tierra MAGDALENA DE KINO, de 1973 a 1976. Tres años después, en 1979, ganó en las urnas la Presidencia Municipal de Hermosillo, mientras en Cajeme el PAN triunfaba en las elecciones para la alcaldía, con ADALBERTO ROSAS LÓPEZ, para el Distrito Local con don CLAUDIO DABDOUB y la Diputación Federal con CARLOS AMAYA RIVERA.

En 1985, fue candidata a Diputada Federal y de acuerdo con el testimonio de la opinión pública de ese momento, una infidencia al interior del PRI le impidió ganar la elección. La historia ya condenó al culpable.

Déjeme decirlo: las relaciones en política son fundamentales no solo para quienes practican esa actividad sino para aquellos que, como el autor de esta columna, ejercemos el oficio de periodista.

Yo no tuve la oportunidad de ser amigo de doña Alicia. Pero tengo amigos que lo fueron de ella. Aquí mismo le he contado que mi dilecto amigo DANIEL TRELLES IRURETAGOYENA, fue amigo de doña Alicia. Este tema lo platiqué con usted hace algún tiempo, cuando Daniel visitó por última vez en su casa, a doña Alicia. En Magdalena, de donde Daniel también es oriundo, fue vecino de los Arellano. La amistad se prolongó hasta la capital del estado. Y en aquella ocasión de la visita en su casa de Hermosillo, hubo una previa plática entre Claudia y Daniel. Charla de amigos entrañables.

Doña Alicia enfrentaba con buen ánimo los embates de su quebranto de salud. La foto de ambos la muestra con su característica sonrisa, a la que nos acostumbró en aquellos inolvidables años sesentas.

Alguna vez—o tal vez dos o tres veces—le platiqué del único encuentro que tuve con doña Alicia. Fortuito absolutamente. Fue una noche de mediados de los noventas, en uno de los salones del Hotel Fiesta Americana de Hermosillo.

Mi amigo FILIBERTO ALFARO CÁZARES, hermano de PEPECHÓN ALFARO, me había invitado a su boda. Yo me encontraba en la Ciudad de México, a donde me había trasladado, acompañado de EMETERIO OCHOA ZÚÑIGA, expresamente para una entrevista con el entonces presidente del Consejo Nacional Agropecuario, EDUARDO BOURS CASTELO.

Los tiempos para estar en México y luego en la boda de Filiberto, no cuadraban. Me sentía realmente acongojado.

Como sea, cumplí con mi trabajo profesional, me trepé en un avión nocturno y aterricé en el aeropuerto de Ciudad Obregón. Allí me esperaba un amigo con mi camioneta. Me subí en ella y sin tocar la base obregonense, me enfilé a Hermosillo.

Arribé al Fiesta Americana alrededor de las 10 de la noche. O por ahí. Subí corriendo las escaleras hasta el corredor del piso donde estaba la fiesta. Al encaminarme a la puerta del salón, me topé con el Gobernador MANLIO FABIO BELTRONES.

--Llegas tarde— me dijo, mientras se llevaba su pañuelo a la cara, apremiado por lo que parecía un incipiente resfrío.

--¿Ya terminó?

--Ya. Acabo de firmar como testigo.

Apenado entré al salón y, a la distancia, vi la mano de Pepechón que a señas me pedía que me acercara. Allí me hicieron un lugarcito y esto me permitió disfrutar de aquel torrente de simpatía que era doña ALICIA ARELLANO TAPIA.

Gocé con las anécdotas de ella y las de Pepechón. Con ella había tres muchachas y si no recuerdo mal, una de ellas era CLAUDIA PAVLOVICH ARELLANO.

¿1996?... Por ahí andaríamos.

Pues sí: se ha ido una mujer sonorense de excepción. Valiente, de gran talento y enorme audacia.

Hoy, cuando la estoy recordando, me pasa por mi memoria la fotografía que Daniel Trelles se tomó con su amiga, en su último e inexorable encuentro en su residencia de la capital de Sonora.

¡Descanse en paz, querida señora!

En fin.

DE AQUÍ, DE ALLÁ Y DE MÁS ALLÁ

¡EUREKA! UN AMIGO MÍO nativo de Cananea pero adoptado por los cajemenses hace ya un largo tiempo, arriba este día a la friolera de 79 años de edad, que no es como decir enchílame otra gorda ni mucho menos…

Se llama ENRIQUE GUERRERO BARRAZA, le dicen el “Zurdo de Cananea” y es un gran dador de amistad como pocos…

Pues bien: ayer tuvo la gentileza de llamarme por teléfono el contador público JULIO VÁZQUEZ, buen tipo, excelente amigo, para invitarme “a una comidita”, allá por la calle Cajeme hacia el poniente, en el jardínsalón ”Las Higueras”…

Pues sí: el célebre Zurdo llega a los 79 y en este punto voy a contarle a usted, muy acá entre nos, una cosa muy mía: le platicaba yo a un familiar de este acontecimiento y de los 79 años del Zurdo, y la reacción de mi pariente me dejó con el ánimo muy maltrecho…

--¡¿79 años cumple el Zurdo?!...

¿Quiere decir que es mayor que tú?...

Con esos parientes, caro lector…

Y HABLANDO DE OTRAS COSAS y como tema último de este día, déjeme decirle que ayer tuve la oportunidad de leer un artículo de RAFAEL LORET DE MOLA, PADRE DE CARLOS LORET DE MOLA, y la verdad, no tiene desperdicio…

Naturalmente, desborda su rencor contra el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y, bueno, ojalá que mis dos que tres lectores, tengan la oportunidad de leerlo…

Es todo.

Le abrazo.

m.rivastribuna@gmail.com 

Fuente. Mario Rivas

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