OPINION

Esbozo histórico sobre laicidad educativa en México, 1800 a 1930

Observatorios Urbanos

Ivan Aarón Torres Chon, egresado del programa de Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de SonoraCréditos: Tribuna
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En el rubro educativo, durante el imperio novohispano fueron religiosos quienes se encargaron de esa labor, tras la obtención de independencia, la pugna por instaurar un sistema federal o centralista aunado a intervenciones extranjeras, durante las décadas de 1820 a 1850 mancillaron el erario y, por ende, eran pocos los centros pedagógicos.

En octubre de 1833 el vicepresidente Valentín Gómez Farías -líder de vertiente federalista compartía las propuestas del liberal José María Luis Mora- secundó al Congreso decretar la exclusividad del gobierno en el arreglo de la instrucción pública libre de dogma, la supresión de instituciones monásticas “por perniciosas” y erigir la escuela normal para hombres y otra para mujeres; sin embargo, fueron derogados por el presidente interino Miguel Barragán en enero del 835, afín a la facción conservadora ligada con el presidente Antonio López de Santa Anna.

Cabe señalar que, independientemente de los bandos, conforme apreciación del secretario del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública Manuel Baranda en su Memoria de 1843, el intento por abolir el analfabetismo se trunca por la falta de planes de estudios congruentes y escasez de planteles. Una década después, la Ley de Instrucción aprobada durante el mandato del general José María Lombardini confirió a la Iglesia el control de la educación pública pero fue revocada tras la victoria del plan de Ayutla con apoyo de Ignacio Comonfort en 1856, ratificándose la secularización con la Reforma dirigió Benito Juárez en la década de 1860, tomando como eje unificador el conocimiento de la constitución e historia mexicana, en un contexto de intervención francés con apoyo del clan conservador.

Es necesario hacer hincapié, que en 1865 bajo el imperio de Maximiliano Habsburgo no se alteró la instrucción de suministrar aprendizaje elemental laico gratuito, en el caso de educación secundaria se incorpora el modelo de liceo francés, se reglamentan libros de textos, la entrega de becas e inscripción de matrículas. A partir de 1867, año en que fusilan a Maximiliano, por gestión de Gabino Barrera, director de la Escuela Nacional Preparatoria se impulsó la enseñanza científica asentó bases de metodología pedagógica.

En 1901 se impartían aritmética, artes, oficios, geografía, gramática e historia, destacada fue la labor del Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública Justo Sierra Méndez; tras el estallido de la revolución, en la constitución de 1917, el artículo 3 refrenda la gratuidad y laicidad; el 73 la fundación de escuelas y; el 123, que el patrón proporcione planteles al trabajador, entre otras. Una apuesta fuerte era la expansión del conocimiento técnico necesario para avivar la industria agropecuaria, es decir, vincular la teoría a la práctica; para 1821 se funda la Secretaría de Educación Pública SEP que impulsó las misiones culturales.

Empero, se puede considerar que, el plan de Acción Social propuesto en 1924 se trastoca en su implementación porque coincide en temporalidad a la Ley de tolerancia de cultos expedida el 14 de junio de 1926 bajo la presidencia de Plutarco Elías Calles dicta la obligatoria nacionalidad mexicana de los presbíteros, exiliar a los extranjeros, la no intervención de la Iglesia en asuntos de política o educación, y, reserva el culto al interior de templos. Así que, el intento por la desfanatización incitó a la guerra cristera cuyas mayor intensidad se registra en Zacatecas, Jalisco, Nayarit, Guanajuato y Michoacán, finalizando en 1929 con la muerte de más de doscientas mil personas.