OPINION

El desprecio

Leviatán

Columna de César TovarCréditos: TRIBUNA
Escrito en OPINIÓN el

Un hombre con poder suele ser peligroso, pero uno que además caiga o promueva la ignorancia resulta letal para instituciones, ciudadanía y para sí mismo.

El poder tiene a corromper, a extraer lo peor de las personas, pero la ignorancia arrasa con todo: con la realidad, con la expectativa y con el juicio de quienes toman decisiones.

Y es peor cuando esa ignorancia es asumida; es decir, cuando el individuo en el poder reconoce para sí mismo su desconocimiento, pero en lugar de combatirlo hace uso de él para generar juicios de valor, todo termina torciéndose.

Dicha característica, tan presente entre los autócratas, parece un síntoma generalizado entre las huestes del gobierno federal; funcionarios, fanáticos e intelectuales orgánicos a servicio del sistema, no tienen empacho en difundir sofismas, eufemismos o mentiras con tal de ganar en su arena preferida: la de la retórica.

Entre el martes y miércoles, el presidente López avisó que enviará a la Cámara de Diputados una reforma electoral, que, junto con la eléctrica, sería su gran apuesta para sumar dos grandes cambios estructurales.

Ese buscapiés, que difícilmente llegará al puerto que desea, no tiene otra intención que la de intensificar su lucha contra los organismos garantes de la democracia, a quienes convirtió en sus enemigos para menoscabar su credibilidad y, así, alzarse como el único probo, como el defensor de la participación ciudadana.

Al presidente dejó de importarle que sea la verdad la que lidere el debate nacional, prefiere mantener la tensión de su discurso y controlar la agenda, aunque eso signifique comprometer al país y abrir paso a la ambigüedad.

Desprecia la técnica y el conocimiento y afirma con ligereza que “el pueblo” debe decidir todo, porque en su cabeza ese pueblo siempre decide bien; si hay que cambiar al INE, si hay que hacer una reforma, si debe seguir con su mandato, si debe juzgarse a expresidentes, es el pueblo el que debe decidir.

De esta forma él obtiene justificante si algo sale mal, de esta forma no tiene que ser quien decida y confirme, aunque en eso, precisamente, consiste el arte de gobernar.

@cmtovar