Ciudad de México.- Por primera vez en poco más de diez años que el crecimiento de México, la segunda economía más grande de América Latina es negativo, algo que no se miraba desde 2009 cuando se recuperaba de la crisis global.
La caída del crecimiento económico ha marcado el primer año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ha buscado, en los últimos meses, herramientas para impulsar las actividades económicas. En noviembre, anunció un plan de infraestructuras de 42 mil millones de dólares para los próximos cinco años; además, esta semana ha creado un gabinete de crecimiento económico.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de la nación ha minimizado la información del Instituto de Estadística y ha señalado que aunque no exista crecimiento, las familias mexicanas tienen más capacidad de compra.
Están cambiando los parámetros para medir si tenemos bienestar en México. Como tengo otros datos, puedo decirles que hay bienestar. Puede ser que no se tenga crecimiento pero hay desarrollo”, aseguró.
Por su parte, Mario Campa, académico y economista en el Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Sonora Norte, expresa que la caída del PIB nacional es marginal, sin embargo, señala que fue un año débil para la economía mexicana por una combinación de tres factores principales.
Esto puede derivarse de tres puntos clave, número uno, los conflictos comerciales en el mundo y la renegociación del ahora T-MEC. Dos, la política monetaria es demasiado restrictiva, lo cual desincentiva la inversión y el consumo y además fortalece ‘artificialmente’ al peso, restando cierta competitividad a las exportaciones y tres, una política fiscal restrictiva, donde el Gobierno Federal emprendió una reorientación del gasto público para hacerlo más progresivo y eficiente, pero ha dejado cierta incertidumbre de corto plazo”, detalló.
De la misma manera, Alejandro Romero, economista sonorense, expresa que la caída del PIB en México es producto en parte, por la baja inversión pública, debido a que el Gobierno está invirtiendo menos en infraestructura productiva y de comunicaciones y eso ha afectado el crecimiento económico.
El gasto del gobierno se ha comprometido a proyectos que no terminan de caminar como es el caso del Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucía o la refinería de Dos Bocas y además buena parte de su gasto lo está orientando a programas sociales, que propician el consumo de las familias pero no generación inversión y crecimiento económico”, resaltó.
Añade que por otra parte, un buen fragmento del empresariado sigue siendo cauteloso en sus inversiones y eso ha disminuido la generación de empleos a la mitad de lo que se había estado creando en años anteriores.