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Sonora: geográficamente ‘clave’ en migración, pero un destino riesgoso para los migrantes

La falta de políticas públicas, la inseguridad y las nulas redes de apoyo ponen en ‘jaque’ la travesía de los migrantes en Sonora; y aunque es un estado geográficamente privilegiado se convierte en un destino peligroso para estos viajantes

La crisis de migración se ha incrementado en los últimos años Créditos: Manuel Castro
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Ciudad Obregón, Sonora.- “Estamos pasando una película en la vida real, no me la cuentan, la vivimos”, señaló Sergio Carranza mientras caminaba por las vías del tren. El originario de Choluteca, Honduras está a más de tres mil 575 kilómetros lejos de lo que alguna vez llamó “hogar”. Pese a todo sabe que no hay vuelta atrás. 

Para quienes con valentía abandonan su casa en búsqueda del ‘sueño americano’: Sonora se convierte en un ‘punto clave’, geográficamente hablando, pero es también una zona peligrosa. La falta de políticas públicas, las nulas redes de apoyo, la inseguridad y el crimen organizado hacen del estado un destino peligroso para quienes quieren pasar al “otro lado”. 

Sergio tiene 29 años y viene de Honduras, solo se quedará unos días en Sonora
  • Un viaje oscuro

De acuerdo con datos obtenidos vía transparencia mediante el folio 01291920, la Fiscalía General de Justicia en el Estado reporta que de enero de 2018 a octubre de 2020: 431 migrantes han sido víctimas de homicidio doloso en Sonora. Mientras muchos de ellos vienen huyendo de organizaciones como la Mara Salvatrucha encuentran en Sonora otro tipo de violencia. La mayoría eran originarios de Sinaloa, Chihuahua, Baja California.

También se reportan asesinatos de Cortés, Honduras, El Paraíso, Honduras, Huehuetenango Guatemala y Valle del Cauca, Colombia. El año con más muertes de migrantes, hasta el momento, es 2019 con 166.

Sergio da cuenta de ello, pues ha sido víctima de robo, pero también de los grupos delictivos.

La mafia te pregunta para dónde vas, te golpean, matan a los compañeros, vemos cómo los matan, a veces solo te dicen corre y ya saben que te pueden dar por la espalda”.

En ocasiones esto solamente es la punta del iceberg, pues a veces son secuestrados para servir a los delincuentes. 

  • Covid-19 y la crisis de la migración

En un estudio elaborado por la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJED), el Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), Asylum Access México y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), se reporta que 3 mil 78 migrantes se han contagiado por el Covid-19 en México, al mismo tiempo que criticaron que este sector de la población no ha recibido una atención médica adecuada. 

La socióloga, Ana Victoria López, afirmó que el problema es más grande de lo que se habla. “Los migrantes han sido más propensos a caer en desempleo y cuentan con menos redes sociales y familiares de apoyo. Tienen más dificultades para acceder al sistema de salud y su riesgo de contagio de Covid-19 es de más del doble que el del resto de la población”.

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Expuso que un segundo problema es que gracias a la pandemia es que los incentivos para la migración no disminuyen, sino que aumentan. “La crisis económica causada por la pandemia se ha hecho sentir en todos los continentes”.

Para Sergio la pandemia no importó, decidió salir de casa dejando tres hijos y una esposa, en el trayecto se ha enfermado varias veces y con lo poco que la gente le da y el apoyo de sus compañeros de viaje ha tenido que sortear su travesía, a veces con mucha fiebre.

Yo tenía un sueño, de ser alguien con estudios, de trabajar detrás de un escritorio, pero la vida no me dejó. Ahora yo viajo, sin importar el frío ni el peligro, para darle a mis hijos lo que yo no pude tener”. 

  • Retorno de niños migrantes, sin control 

Del 2007 al 2008, el Seminario Niñez Migrante del Colegio de Sonora, contabilizó que entre 35 a 40 mil niños, niñas y adolescentes migrantes han retornado de Estados Unidos a Sonora, sin embargo, actualmente la cifra es incierta. Gloria Ciria Valdez Gardea, coordinadora y doctora del Seminario Niñez Migrante, aseveró que es un problema de políticas públicas, en el cual Estado, académicos y organizaciones deben de poner suma atención.

En Sonora, muchos de estos menores han llegado en compañía de su familia o parte de su familia sin haber pasado por algún trámite administrativo de deportación o repatriación voluntaria. Nadie documenta la llegada de los niños. Eso es una de las deudas pendientes que tiene el Gobierno y nosotros como académicos. El desafío más importante que tenemos en el estado es desarrollar una herramienta metodológica para contabilizar a estos niños para diagnosticar las necesidades”, dijo. 

  • Una deuda pendiente 

La investigadora Valdez Gardea aseveró que el próximo gobernador o gobernadora tendrá el desafío de crear una “política pública integral transversal” para mejorar la calidad de vida del migrante en su paso por Sonora.

Sonora tiene todo para ser un estado ejemplar en la atención de los derechos humanos de los migrantes, tiene instituciones, sociedad civil, académicos. Es necesario diseñar un programa transversal para salvaguardar la integridad, los derechos de acceso que tienen los migrantes”. 

Señaló que pese a que la comisión Sonora-Arizona tiene 70 años de fundada de las 14 subcomisiones que la conforman, ninguna está relacionada con la migración. “Pese a que Sonora desde hace muchos años es frontera de paso y de llegada, históricamente una geografía para la migración no hay ninguna comisión para la migración”. “Es más visible en Sonora como está convulsionando el fenómeno migratorio nunca antes visto en la historia. 

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Tenemos en Sonora migrantes en tránsito, que pese a la contingencia siguen pasando para cruzar. Migrantes que fueron agarrados por la patrulla fronteriza y que solicitaron refugio aquí. También migrantes que han retornado a Sonora”, afirmó. 

Sergio tiene 29 años, en su camino aún quedan cientos de kilómetros por recorrer, a decir verdad, no sabe si lo logrará. “Estoy viviendo una película en la vida real, nos secuestran, nos golpean, nos enfermamos. Pero mi meta es llegar a Estados Unidos, ponerme a trabajar y sacar a mi familia adelante”. La vida no le quita el buen humor, él se siente como en una película, una donde ser migrante a veces se paga con la vida.

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