INVESTIGACIÓN

El caso Abel Murrieta: Epítome de la impunidad que se vive en Sonora

A seis meses del asesinato de Abel Murrieta en Ciudad Obregón, no ha habido ninguna actualización con respecto al caso de parte de las autoridades que aseguraron se haría justicia en su nombre

Abel Murrieta, excandidato a la alcaldía de CajemeCréditos: Archivo TRIBUNA
Escrito en SONORA el

Ciudad Obregón, Sonora.- El caso de Abel Murrieta ejemplifica a la perfección el ineficiente sistema de justicia de Sonora, uno donde las promesas son vacías y el desinterés por las víctimas es un hecho.

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Ese 13 de mayo, debió ser un día más de campaña. La agenda de Murrieta era apretada, eventos por la mañana, tarde y noche, no paraba. Con las elecciones encima y 20 días de cuenta regresiva para el término de las campañas electorales, no había momento de calma entre entrevistas, reuniones, presentaciones de propuestas y volanteo. Todo era importante.

Ese jueves, Murrieta tenía una reunión por la mañana en la calle Coahuila y Salvatierra en la colonia Kino a la que no pudo asistir, los tiempos se le habían complicado y decidió tomar un descanso para reanudar actividades por la tarde.

Aproximadamente a las 16:20 horas, Murrieta y su equipo de campaña se colocaron por la calle California esquina con Guerrero, uno de los cruceros más importantes y transitados de la ciudad donde además hay por lo menos tres cámaras de vigilancia del C5; eran alrededor de 15 personas que, entre fiestas, aplausos y risas, le acompañaban.

Murrieta entregaba volantes y se tomaba unos minutos para platicar con los ciudadanos, exponerles sus propuestas e invitarlos al voto. No pasaron más de 10 minutos cuando la tragedia se hizo presente. Eran las 16:40 cuando la línea de emergencia recibió una llamada, alguien había disparado a quemarropa, en más de dos ocasiones, contra el candidato a la alcaldía.

Murrieta quedó tirado sobre la calle California, junto a él una anciana en estado de shock ondeaba una bandera, quienes pasaban por el lugar, acostumbrados a la violencia y la muerte en la tercera ciudad más peligrosa del mundo, tomaron fotos y videos, claro ejemplo de un tejido social completamente roto.

El servicio de emergencia llegó y Abel fue trasladado al Hospital San José, donde perdió la vida. Murrieta se convirtió en la víctima número 248 del año y la 15 de mayo, en un mes donde asesinaron a 52 más. A seis meses de su asesinato, para las autoridades se ha convertido en una carpeta más de investigación que se acumula entre miles sin resolver.

  • ¿Justicia?

El magnicidio de Murrieta ejemplifica la ineficiencia de la Fiscalía General de Justicia del Estado, cuya incapacidad de investigación y procesamiento ha quedado patente desde el comienzo de la gestión de Claudia Indira Contreras.

En Sonora la historia suele repetirse: asesinan y nadie paga; la impunidad es un ingrediente más de la cotidianeidad, alcanzando el 80.6 por ciento en los homicidios dolosos, lo que equivale a que de cada diez casos solo se resuelven dos de acuerdo con datos de la organización Impunidad Cero.

Todo esto como retrato de una autoridad judicial rebasada que no cuenta con las herramientas, recursos, ni personal capacitado para resolver los casos, pero tampoco con la voluntad para hacerlo. El caso de Murrieta cimbró no solo a la clase política, sino a la ciudadanía en general y dejó en evidencia de que, en Cajeme, el crimen todo lo controla.

Pero la impunidad que hoy tiene a Sonora en la cloaca no siempre fue así, en los tiempos de Abel Murrieta como procurador general de Justicia de 2004 a 2012, se logró un incremento de 185 por ciento en averiguaciones previas; 76 por ciento en sentencias condenatorias; 68 por ciento en órdenes de aprehensión y 47 por ciento de tasa global de delincuencia sancionada; mientras que disminuyó 80 por ciento en los tiempos de denuncia y 30 por ciento en los costos operativos, de acuerdo con datos de su gestión.

Hay quienes pensaron que por tratarse de un hombre que fue "uno de los mejores procuradores de justicia" y que dedicó su vida a impartir justicia, el dársela capturando a los responsables sería lo menos que las autoridades pudieran hacer. Pero no, a seis meses de su asesinato, las promesas de justicia hechas personalmente por la fiscal Contreras Córdova y por la misma Claudia Pavlovich Arellano, parecen vacías. Especialmente la de Contreras Córdova que se comprometió personalmente con la familia de Abel y aseguró que por la lealtad y amistad resolvería el crimen.

Incluso el gobierno de la Cuarta Transformación también ha olvidado el tema, un día después del asesinato, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió ayudar con toda la fuerza del Estado a resolver y esclarecer el hecho, pero hasta hoy no hay avances. Mientras que el actual gobierno del estado, si bien ha exigido a la FGJE más resultados en lo general, no ha emitido ningún posicionamiento.

El gobernador Alfonso Durazo Montaño no ha tocado el tema ni una sola vez desde que asumió el cargo, lo que llama la atención pues cuando el exsecretario de seguridad federal sabía que sería candidato para el Senado de la República en 2018, habló personalmente con Murrieta para pedirle que fuera su suplente.

TRIBUNA solicitó a la FGJE y al Gobierno su postura a seis meses del asesinato de Murrrieta, ninguno contestó.

  • Utilizado por su partido, olvidado por los políticos

No solo las autoridades se han olvidado de Abel Murrieta, también su propio partido. Movimiento Ciudadano (MC), quien vive una crisis provocada por rivalidades e intereses personales de sus militantes en Sonora, no se ha posicionado ni ha exigido justicia.

TRIBUNA intentó entrevistar a algunos de los aspirantes a regidores que acompañaron a Murrieta durante su campaña electoral, quienes mencionaron que no podían comentar nada porque al interior del partido había "problemas" y que era mejor "dejarlo así".  A Dante Delgado, presidente nacional de MC, la indignación y coraje le duró poco tiempo, pues pasó de responsabilizar a la gobernadora y a López Obrador a un silencio total. Mismo caso de los otros dirigentes nacionales Jorge Álvarez Máynez y Clemente Castañeda Hoeflich.

También se olvidaron de él sus compañeros de campaña, especialmente Gustavo Almada, quien con un doble discurso votó en cabildo por la continuación de Cándido Tarango pese a que con él la violencia y asesinatos incrementaron. Al parecer el regidor ignoró el hecho de que el de fragata no pudo garantizar la seguridad de Cajeme en tiempos de campaña.

El mismo alcalde Javier Lamarque Cano se ha olvidado del tema, al igual que el resto de los regidores quienes prefieren culpar a la prensa de la violencia en lugar de asumir su responsabilidad.

  • Seis meses de puro dolor

Pese a todo, sus amigos y familiares siguen exigiendo justicia. A Murrieta todos los días le llora su hija Mónica a través de Twitter. "Hoy a 26 semanas del asesinato de mi papá…se me sigue cayendo el cabello aunque ya un poco menos, lo que si es que el color negro comienza a mostrar destellos plateados. Han sido meses difíciles sin él", escribió el pasado 11 de noviembre.

También le extraña su amigo, Ricardo Bours, quien lamentó las promesas incumplidas en el gobierno de Claudia Pavlovich, "formalmente se comprometió y simple y sencillamente abandonó el caso", señaló. Otro de sus amigos y compañeros, Eduardo Flores, reclamó la opacidad de la investigación y la falta de resultados. "Hay que hacer un reclamo a México, a la fiscalía en turno, para que se agilice la investigación hasta sus últimas consecuencias".

Por su parte, el activista Adrián LeBarón, también siente la falta de resultados en el caso y lamenta el asesinato de su abogado.

Para mí, fue un magnicidio, asesinaron a un exprocurador de justicia que sirvió por 9 años en el estado de Sonora, mataron a un exdiputado, él tuvo muchos cargos representando al pueblo de Sonora, y parece que se murió un perro, no hace nada, no le dan el reconocimiento a semejante personaje. ¿Por qué si le dieron el reconocimiento a Colosio, que era solo un candidato? y a este hombre que sirvió tanto al estado de Sonora y a la nación, nada", dijo.