CIUDAD OBREGÓN

Cecilia, Mara y Elisa: Tres historias de mujeres sonorenses que rompen los paradigmas

Este Día Internacional de la Mujer la historia de Cecilia, Mara y Elisa son el ejemplo para mujeres sonorenses; ellas son la voz de muchas y pese a vivir en un estado machista han logrado sobresalir gracias a su trabajo

Cecilia, Elisa y Mara: tres mujeres que salen adelante y son el ejemplo para las demás Créditos: Tribuna
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Ciudad Obregón, Sonora.- Cecilia, Mara y Elisa son mujeres ejemplo en todo el sentido de la palabra. Su trabajo se ha convertido en la lucha de aquellas que no tienen voz. Son la perseverancia de las madres que salen a buscar a sus hijos, el esfuerzo de las emprendedoras que buscan llevar el sustento a casa y el rayo de esperanza de las reclusas al interior del Cereso que buscan transformar su vida.   

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, su lucha y resiliencia visibiliza que no únicamente los hombres pueden destacar. En Sonora mujeres como Cecilia, Mara y Elisa  también lo hacen. Cada una desde su trinchera invitan a sus “hermanas” a no rendirse y seguir luchando por la igualdad, por su familia, por ellas mismas y por todas. 

  • Cecilia: Mujer pero también madre

Desde 2015 Cecilia Patricia Flores Armenta decidió dejar atrás el miedo para salir a buscar a su hijo Guadalupe Alejandro quien desapareció en Los Mochis, Sinaloa. Tiempo después y con la desaparición de Marco, su otro hijo, supo que era el momento de unirse a otras como ella para salir a buscar a sus corazones. “Antes de mujer soy madre, una que está en búsqueda de sus corazones, que lucha día a día por lo que le fue arrebatado”, comenta la líder de las Madres Buscadoras de Sonora. Su colectivo lo forman más de 200 mujeres en todo el estado, todas ellas un ejemplo de lucha constante contra el sistema. 

“En mi casa no tengo esposo vivo sola con mi hijo menor somos mujeres con un corazón vacío luchando por lo que un día alguien nos quitó. La mayoría de las que están en el colectivo son mujeres, esposas, madres que estamos aquí buscando todos los días”. Más allá de ser una lucha entre género es una lucha contra el sistema que en ocasiones rebasa sus límites como mujeres, “nosotras hacemos cosas que deberían de hacer los hombres, sin embargo, al ver que no lo hacen decidimos salir nosotras”, explica. 

Cecilia dice que se refiere especialmente a aquellos que no quieren que ellas salgan a buscar a los suyos. “Es muy duro cuando alguien te quiere aplastar, que no te deja avanzar, como en el caso de nosotras que estamos luchando, porque las autoridades nos dejen avanzar en lo que queremos, que es buscar y encontrar a nuestros desaparecidos”. Desde su trinchera Cecilia le pide a sus compañeras que no se rindan, “no debemos de quedarnos en casa debemos de salir y alzar la voz por nuestros derechos y por los que queremos”. 

  • Elisa: El techo de cristal se puede romper

Cuando el principal motor para una mujer son sus hijos y su esposo nadie puede detenerla y Elisa Morales lo comprende muy bien. Como empresaria ha aprendido que su género no tiene porque limitarla y con el paso del tiempo ha sabido renovarse para siempre darle la vuelta a la página. 

Elisa habla por todas las mujeres, pequeñas o grandes empresarias, que han perdido el miedo a emprender. “Hemos venido ganando mucho terreno a las mujeres y debo de reconocer que algunos hombres también se han sumado a esta lucha de igualdad es un reto interesante donde aprendemos mucho y se nos valora”. La empresaria es consciente de los grandes logros que han tenido como mujeres en un sector que normalmente es ocupado por hombres. 

“Tenemos grandes, hemos visto que mujeres están liderando empresas o son cabezas de proyectos sociales. Vale la pena seguir haciendo este esfuerzo, hemos trabajado en conjunto con diferentes grupos y esto nos va diciendo que vamos por buen camino”. Para Elisa el “techo de cristal” solo se lo pone una mujer a sí misma. 

Tenemos la capacidad de romperlo por eso es de cristal, tú eres tu propio límite y sabes que puedes llegar más lejos si te lo propones. El principal motor de mi familia son mis tres hijos y mi esposo son los que me inspiran los que me motivan. En este momento específico de mi vida es el grupo de mujeres con las que trabajo las que me dan ganas de salir adelante”. 

  • Mara: Una lucha por la igualdad

La vida de Mara Romero es puro arte, durante 15 años ha dedicado su tiempo a llevar educación cultural al Cereso e Itama, con ‘La Letra Escarlata’, un taller que incluye danza, pintura, música y otras expresiones artísticas para las personas que se preparan para su reinserción en la sociedad.

Su lucha, sin duda le da voz a todas las mujeres que buscan salir adelante a pesar de sus errores, por ello no piensa rendirse ni dar un paso atrás. “Sí, sí es difícil porque es una sociedad construida en base a los hombres, trabajar en un centro de reinserción donde la autoridad se diluye de mando en mando con hombres es difícil, sin embargo, considero que hemos avanzado”. 

Su trabajo habla por ella sola, cabe señalar que es reconocida a nivel nacional porque gracias a ella es posible el único Ballet Penitenciario en todo el país y con eso demuestra que tiene los mismos derechos y capacidad que los hombres. Para Romero no es una lucha de ser mejor o de hombres contra mujeres sino de equidad e igualdad y sumar con el trabajo de ambos para resolver los problemas que la sociedad apremia. 

“Yo pertenezco a esa generación donde los roles fueron cambiando, sumándose, aumentando porque si bien hay cada vez más mujeres preparadas, sin embargo considero que se sumaron responsabilidades, como ser mamá o la esposa. Pero entre más preparada estés más sola vas a estar porque son los hombres los que no han entendido que ha cambiado el modelo de vida, el modelo de familia y la lucha en el trabajo”. 

Desde su óptica ser mujer no la hace mejor que un hombre, “me hace mejor en el sentido que tengo que estar preparada, me hacen mejor mis conocimientos, no quiero estar mejor que los hombres, quiero ser igual”. Mara afirma que en su día a día con las mujeres reclusas ve milagros y son ellas quienes le dan ánimos de seguir luchando.

“Vale la pena por las mujeres que no tienen voz, vale la pena porque esta sociedad nos pide a gritos ayuda, para ello tenemos que ser más justos y tiene que haber un balance, yo soy testigo a diario de milagros de mujeres y hombres y eso me da valor y fuerza”.