Hermosillo, Sonora.- En abril de 2021, a unos meses de dejar la gubernatura de Sonora, Claudia Pavlovich apuró varios de sus pendientes, varios de ellos muy relevantes para el estado y para sus intereses personales y los de su grupo político.
Entre ellos estaba el acuerdo de intenciones con el gobierno de Arizona para explorar la posibilidad de crear una planta desaladora cerca de Puerto Peñasco, cuyo objetivo sería abastecer del líquido a la zona urbana de Phoenix.
A propios y extraños desconcertó la decisión de apurar un tema que venía estudiándose por ambas partes desde hace nueve años, tiempo en el fueron constantemente señaladas las problemáticas que acarrearía la puesta en marcha de un proyecto titánico.
La historia entonces siguió su curso: Pavlovich logró su acuerdo político con el presidente Andrés Manuel López Obrador y se le envió a Barcelona como cónsul y el tema de la desaladora quedó soterrado, al menos hasta que los interesados encontraran un momento idóneo para sacarlo a flote.
- Sed
Hace dos meses, las autoridades de Arizona reconocieron que en Phoenix no hay suficiente agua que sustente el gran desarrollo inmobiliario que crece sin cesar desde hace una década, al grado que proyectos enteros de residenciales, zonas industriales y áreas de edificios corporativos fueron parados hasta que no encuentren una fuente para abastecerse de líquido.
Si bien la gobernadora Katie Hobbs ha puesto paños fríos al tema, asegurando que existe aún suficiente agua para no frenar el desarrollo de su estado, los expertos ven una coyuntura crítica, pues el calentamiento global ha propiciado temperaturas elevadas durante largos periodos, acompañados de sequías que, por ejemplo, han llevado al mínimo el caudal del Río Colorado, la fuente principal de agua de Arizona, dependiente en exceso del agua proveniente de los mantos freáticos.
De acuerdo con el New York Times, los funcionarios de Arizona que han trabajado el tema de la planta desalinizadora han presionado para que inicie la fase de investigación e implementación, solicitando 750 millones de dólares, algo que la gobernadora Hobbs no ha autorizado.
Chuck Podolak, funcionario estatal de carrera en Arizona, responsable de localizar y prospectar nuevas fuentes de abastecimiento para el estado, no se esconde y acepta que la posibilidad de desalinizar agua del Mar de Cortés “es una solución muy posible”.
Titular de la Autoridad Financiera de Infraestructura Hídrica, Podolak ha gestionado miles de millones de dólares en su búsqueda, por lo que le ha tocado analizar proyectos que, afirma, suenan descabellados: “todo parecerá loco y ambicioso, hasta que se complete. Y así es nuestra historia en Arizona”, afirma.
- El juego israelí
Las urgencias siempre atraen a los tiburones empresariales. Es el caso de la firma israelí IDE Technologies que a finales del año pasado propuso formalmente la construcción de una planta desalinizadora cuyo costo consideran que se elevaría hasta los 5,500 millones de dólares.
Si bien la primera propuesta fue rechazada por el gobierno de Arizona y de los Estados Unidos, que recordaron los estudios que se realizaron en 2008, lo cuales indicaban con claridad la inexistente viabilidad económica, ecológica y social, la segunda no ha sido negada.
De acuerdo con Forbes, IDE presentó sus proyecciones, explicó el proyecto con detalle y demostró que la planta desalinizadora se trataría de un “nuevo” Río Colorado”, suficiente para abastecer por años a las principales ciudades de Arizona.
La firma israelí ya ha liderado proyectos de gran envergadura tanto en su país como en Chile y el norte de África, regiones con graves problemas de presencia de agua dulce, todos a precio de oro.
De acuerdo con el New York Times, IDE solicitó al gobierno de Arizona la firma de un contrato por un siglo a cambio de que los recursos para la edificación y puesta en marcha se obtendrían mediante financiamiento privado; el diario neoyorkino asegura que la firma Goldman Sachs tiene meses trabajando en la búsqueda de inversionistas.
Otros medios han reportado incluso que IDE ha movido sus tentáculos para solicitar permisos especiales que requerirá, tales como el acceso a áreas naturales protegidas, uso de espacios federales, entre otros.
- Defensa
Si bien la Comisión Nacional del Agua ha rechazado que exista alguna petición sobre la planta desalinizadora por parte de IDE o del gobierno de Arizona, lo cierto es que del otro lado de la frontera el tema está más que vivo.
La fuerza de la empresa israelí ha generado muchos adeptos políticos, sobre todo de republicanos que presionan a la demócrata Hobbs para que dé el visto bueno para el inicio del megaproyecto, lo que la gobernadora ha resistido estoicamente hasta el momento.
Por su parte, desde febrero pasado, el gobernador Alfonso Durazo fue contundente y habló de que la propuesta “es el absurdo total”, además de que dejó ver que IDE utilizó una reunión destinada a conocer la tecnología de desalinización para vender el mega proyecto, algo claramente no pactado.
El mandatario sonorense dejó claro que “defenderá los intereses de los sonorenses” ante el embate del capital privado multimillonario. Hace un mes aclaró que no tiene conocimiento del proyecto en cuestión.
Pese a la claridad de las declaraciones de Durazo, la prensa de Arizona afirma que IDE ha filtrado a las autoridades estadounidenses y a los representantes republicanos que sí existen acuerdos con el gobierno de Sonora, esto como estrategia para sumar apoyos y meter más presión.
El gobierno federal, finalmente responsable de dar el sí o el no al proyecto, ha sido ambiguo al respecto; incluso a principios de año el presidente López Obrador dijo que no lo descartaba y que todo podría resolverse con una consulta pública.
California tiene mar abierto, es el Océano Pacifico, ¿por qué no se desala toda el agua que quieran en la costa de California?, ¿y por qué venir al Golfo de California donde es un acuario del mundo?”, Nicolas Pineda, Investigador Colson.
Lo que Arizona realmente necesita hacer es implementar una mayor conservación del agua. El ducto es solo una idea grande y tonta”, Michel Lozano, Ambientalista.
La desalinización consiste en aspirar agua del mar y hacerla pasar a alta presión y filtrarla por varios cedazos. Por cada 378 litros de agua de mar se obtienen 189 litros potable, mientras que el resto se convierte en salmuera, una sustancia acuosa con el doble de sal que el agua de mar.
La salmuera que se quedaría en las aguas sonorenses podría traer graves problemas. Los ambientalistas prevén que acabaría con el plancton, el cual es la base de la cadena alimenticia del delicado sistema del Mar de Cortés, de donde se extrae un gran porcentaje de la pesca en México.
- El proyecto
Costo: $5,500 mdd
Agua tratada: 1,000 m3 al año
Extensión de tuberías: 328 km
Duración del contrato: 100 años
Inicio de operaciones: 2027
Fuente: Tribuna