Nueva York, Estados Unidos. - Este otoño, la terrorífica atmósfera de Stephen King regresa a la pantalla con Salem's Lot, una nueva adaptación del clásico del autor dirigida por Gary Dauberman y estrenada en la plataforma Max. Sin embargo, esta reinterpretación de la famosa historia de vampiros se aleja de las profundidades psicológicas y del horror cotidiano que han definido a la obra original y las versiones anteriores, centrándose más en la acción y en las criaturas monstruosas que en el verdadero terror subyacente que da vida al pueblo ficticio de Salem.
Protagonizada por Lewis Pullman, Makenzie Leigh y Alfre Woodard, la cinta se desarrolla en el otoño de 1975 cuando el escritor Ben Mears (interpretado por Pullman) regresa a su pueblo natal en Maine buscando redescubrir su inspiración perdida. Sin embargo, su llegada coincide con la desaparición de un niño y la misteriosa muerte de otro, lo que desata una serie de eventos escalofriantes. Mears, acompañado por la joven corredora de bienes raíces Susan Norton (Leigh) y un grupo de adultos preocupados, se verá envuelto en una batalla contra una fuerza maligna que amenaza con consumir a la comunidad.
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Sin embargo, hay que decir que el guion de Dauberman, quien ha trabajado en exitosas franquicias de terror como Annabelle y The Conjuring, presenta a los habitantes de Salem como un grupo de personajes apenas desarrollados. Mientras que en la novela de King los miedos y prejuicios de los residentes son elementos cruciales que alimentan la historia de horror, lastimosamente esta adaptación opta por enfocarse en los aspectos más convencionales de las criaturas, relegando el verdadero corazón de la trama a un segundo plano.
A diferencia de las adaptaciones previas de Salem's Lot, como la aclamada miniserie de 1979 de Tobe Hooper o la versión de 2004 de Mikael Salomon, la película de Dauberman parece sacrificar gran parte del desarrollo dramático y de la atmósfera de opresión característica del pueblo por una narrativa más sencilla y directa. Esto se traduce en una película que, aunque efectiva para provocar sustos, no logra capturar el verdadero terror de King, aquel que emana de la tensión latente en una comunidad cerrada y en descomposición.
Ahora bien, Lewis Pullman encarna a Ben Mears con una postura reflexiva y silenciosa que destaca su papel como el forastero intelectual y atormentado. A su lado, Makenzie Leigh como Susan Norton aporta un carisma fresco, pero su personaje carece del peso necesario para dejar una impresión duradera. No obstante, el verdadero hallazgo es Jordan Preston Carter como Mark, un chico precoz que se convierte en el inesperado héroe de la historia. Su actuación aporta la dosis justa de intrepidez e inocencia, aunque el guion no aprovecha al máximo la dinámica racial y social que podría haberse explorado en su personaje, dado el entorno mayoritariamente blanco y conservador del pueblo.
Por otro lado, la presencia de Alexander Ward como Barlow, el vampiro central de la historia, logra proyectar una sensación de amenaza, pero se queda corto en cuanto a complejidad y profundidad. Parte de lo que hace tan persuasiva la figura de Barlow en la novela es su capacidad para explotar los miedos y prejuicios de la comunidad, un aspecto que se aborda de manera superficial en esta versión.
Dauberman demuestra su habilidad para generar tensión y crear algunas secuencias visualmente impactantes, como el uso de siluetas y colores fríos que acentúan la desolación del entorno. Sin embargo, la cinta se apura hacia los momentos de acción, sacrificando el desarrollo de los personajes y los detalles narrativos que aportan peso a la trama.
Con una duración de menos de dos horas, la nueva Salem’s Lot se siente incompleta. Al concentrarse más en el espectáculo de los vampiros que en los miedos humanos que sustentan la historia, la adaptación deja de lado la rica capa de significado que King construyó con tanto esmero. A pesar de los sustos y de algunas decisiones de estilo bien ejecutadas, la falta de profundidad en la relación entre Ben y Mark, y la omisión de las dinámicas interpersonales que definen la comunidad de Salem, restan impacto emocional a la película.
En definitiva, la nueva Salem's Lot funciona a nivel superficial como un thriller de vampiros con algunas actuaciones notables y una atmósfera inquietante, pero no logra capturar la esencia del terror psicológico y social que King plasmó en su obra. Los fanáticos del libro podrían sentirse decepcionados por la falta de exploración de los temas más oscuros de la novela, mientras que los nuevos espectadores encontrarán una cinta entretenida, pero sin la profundidad que podría haber tenido.
Si bien la producción tiene sus méritos, esta versión de Salem’s Lot se queda corta frente a las expectativas generadas por el legado del libro y las adaptaciones anteriores. Para quienes deseen experimentar el verdadero pavor que acecha en las sombras de Salem, la miniserie de 1979 sigue siendo el estándar de oro que Dauberman no logró superar.
Fuente: Tribuna