A Alito y al PRI le crecen los enanos

Columna de Hierro

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Como lo que se ve no se pregunta, es un hecho que si en estos momentos Alejandro Moreno, el presidente del PRI nacional se pusiera a presentar un espectáculo con enanos, de seguro estos le crecerían en cuestión de días.

Independientemente de que el argumento que había venido usando en su recién estrenada campaña de # ÉchaleLACulpaALPRI, es una salida por demás muy vieja que no pegó ni cuando se puso en boga por allá en los ochentas que el tricolor empezó a resentir sus primeras derrotas electorales, menos habría de pegar ahora cuando su credibilidad anda volando bajo.

O, como dirían los chavos de hoy, en modo de avión en caída de barreno.

Eso, sin contar que el hecho de que a través de los gobiernos del PRI se hayan creado el Seguro Social, la educación gratuita y, bueno, hasta la afrenta que representan las casas del Infonavit, no representa ninguna gracia y tampoco es una dádiva.

Es la obligación que tenían como Gobierno de buscar los satisfactores para sus empleadores, los mexicanos.

Para eso hicieron campaña, prometiendo llevar a mejores condiciones de vida a los electores en todos los órdenes de la vida nacional, promesas que, aquí entre nos, nunca han sido cumplidas a cabalidad.

De ahí el exorbitante número de pobres, de ahí la desilusión, el coraje y el hartazgo que se tradujo en un rotundo no a la hora de que más de 30 millones de mexicanos decidieron jubilar al PRI en las elecciones de julio del 2018 y pusieron sus esperanzas en manos de Morena y sus candidatos.

Pero, ojo, que no se equivoquen aquellos alcaldes y legisladores que siguen creyendo en la falacia de que resultaron electos gracias a su linda cara o su arrastre con las mayorías.

Tampoco estamos ante un fenómeno llamado López Obrador a quien el ejercicio del poder lo estará minando conforme vaya avanzando el sexenio por más que en estos momentos sus niveles de popularidad y aceptación siguen a la alza a nivel nacional.

Lo dijimos en su tiempo y hoy lo estamos confirmando:

Para decirlo al estilo del desaparecido cronista deportivo don Fernando Marcos, la tercer derrota del PRI en los comicios presidenciales –las dos primeras con Fox y Calderón– obedeció a tan solo cinco palabras:

El hartazgo de la gente.

Volviendo con don Alito que de gobernador de Campeche se emplea ahora como enterrador del PRI --mal negocio-- ocurre que cuando apenas había puesto en marcha la campañita de marras # ÉchaleLaCulpaALPRI, se da la detención de uno de los más cercanos colaboradores del expresidente Enrique Peña Nieto, Emilio Lozoya Austin el hombre que además de haberse distinguido como uno de los mejores operadores financieros de Peña Nieto en la campaña electoral, (el acarreador de las maletas, pues, a la hora de buscar financiamiento en una campaña que, según quedó demostrado ante el INE, rebasó cuantiosamente los topes de campaña fijados por la autoridad electoral) fungiría por cuatro años como director general de Petróleos Mexicanos, cuyo crudo terminaría salpicándolo con el caso Odebrech y la más ruidosa y apestosa corrupción de que se tenga memoria en sexenio alguno.

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