OPINIÓN

¿Y por qué una 4T después de tres transformaciones?

La Tertulia Polaca

Aarón Tapia, colaborador.
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Las consideradas tres transformaciones (independencia, reforma y revolución), socialmente transformaron muy poco, fueron muy violentas y más que unir a los mexicanos, profundizaron las enemistades entre liberales y conservadores o clase dominante y clase explotada, como se le guste llamar, al final de cuentas y hasta el día de hoy esa ha sido y sigue siendo la lucha de fondo en este país, dónde jamás se ha llegado a un consenso por el bien de todos los mexicanos.

Al consumarse la independencia en 1821, es el momento donde México nace, de un virreinato llamado Nueva España se transforma en una nación independiente mediante 11 años de guerra a partir de 1810 y que costó alrededor de 3 millones de muertes.

Todo esto se dio a través de una serie de guerras que estuvieron entrelazadas entre si, pero sin una coincidencia a plenitud.

La guerra de Miguel Hidalgo dura 4 meses, de septiembre 1810 a enero 1811 cuando es fusilado y evidentemente no transformó nada.

El movimiento de José María Morelos, en el fondo no tiene gran coincidencia con el de Hidalgo, porque mientras este último en su alzamiento armado gritó ¡Viva Fernando Séptimo! (Rey de España, apresado por los franceses republicanos), Morelos hablaba de una república. La guerra de Morelos dura de 1810, hasta su fusilamiento en 1815 y tampoco logra una transformación, aunque deja sembrados a los que serían los héroes insurgentes y serán los primeros políticos del México independiente, como Vicente Guerrero, entre otros.

Y finalmente el movimiento (no guerra) que triunfa es el de Agustín de Iturbide, un general del ejército realista que traiciona a la corona y pacta con el insurgente Vicente Guerrero, con el multicitado abrazo de Acatempan.

¿Pero quienes estuvieron detrás del movimiento de Iturbide? Estuvo la iglesia, la aristocracia criolla y hasta el gobierno virreinal, es decir, detrás de Iturbide está la clase alta, lo que provoco que esta transformación solo impactará en el reacomodo gubernamental; el tirano ya no vivía en España, ahora el tirano se erigía como un Emperador en México. De tal manera que esa sociedad en el virreinato de tipo feudal, basada en un sistema de explotación donde muy poquitos viven como señores feudales explotando a la inmensa mayoría, siguió en práctica en el mal llamado imperio de Iturbide y la posibilidad de movilidad social siguió siendo nula.

Toda la estructura legal, social, económica y política de la Nueva España, no se transformó con la independencia.

Después surge la discusión de quienes insisten continuar con el imperio y quienes abogan por una república. En los imperialistas existía la división entre los que apoyaban la continuidad de Iturbide y los que pretendían la imposición de un Borbón, mientras las diferencias entre los republicanos, era por una federal (Guadalupe Victoria) o una centralista (Antonio López de Santa Anna) y toda esa desunión y falta de consenso siguió provocando guerras lo que impidió a México consolidarse como un verdadero estado, volviéndolo un territorio sumamente atractivo para las invasiones de las potencias imperialistas.

Posteriormente cuando ya se estaba más o menos de acuerdo en que México era una república federal, viene la discusión entre liberales y conservadores y es aquí donde a mi juicio se da la transformación más sustancial de las tres, sin seguir siendo lo profundamente impactante como debía serlo en la estructura socioeconómica.

En 1855, el liberal Benito Juárez, en ese momento como Ministro de Justicia e Instrucción Pública, expide las leyes de Reforma (ley Juárez, ley Lerdo y la ley Iglesias), las cuales empiezan a cocinar una nueva constitución que es consumada en 1857, donde el mayor reconocimiento para esta constitución es la separación de la Iglesia-Estado, aunque hubo otras de gran calado como la aparición de las garantías individuales (hoy reconocidas como derechos humanos), que otorgaban a todo ciudadano libertad e igualdad ante la ley, la abolición de la esclavitud, libertad de enseñanza y de cultos y desaparecer el fuero militar y eclesiástico. Estas fueron ideas innovadoras provenientes de la filosofía moderna europea, también ya instaladas en Estados Unidos, las cuales no fueron bien recibidas por el bando Conservador, estrechamente ligados a los altos mando militares y eclesiásticos.

Pero a mi parecer, el gran mérito de los liberales, además de haber logrado una cierta transformación social por la reestructuración de las estructuras económicas a consecuencia de las leyes de Reforma, con la que logró que un considerable número de mexicanos de los estratos socioeconómicos más bajos pudieran mejorar su calidad de vida, fue también el haber consolidado a México como una verdadera nación, haberle dado por fin una forma de estado, porque México, desde su nacimiento y hasta antes del derrocamiento y fusilamiento del emperador Maximiliano, impuesto por la invasión francesa a solicitud de los conservadores, no se le podía considerar como un país en su más amplio sentido real del concepto, era un extenso territorio mayormente despoblado, con 8 millones de habitantes, más de la mitad (5 millones) concentrados en el centro y en el bajío, sin comercio interno, las vías de comunicación a merced de los bandoleros.

Con la llegada del Porfiriato (1876-1911), podría reconocérsele como la más grande transformación en infraestructura e industrialización jamás antes vista en este país, sin embargo, toda esa modernización fue construida sobre una vomitiva injusticia social.  Socialmente quedaron aniquilados muchos de los logros de la Reforma liberal plasmada en la constitución de 1857, sobretodo la gran insignia de los liberales, la separación iglesia-estado. El poder eclesiástico volvió a treparse a las barbas de los políticos y con ello regresan la mayor parte de sus privilegios y vuelve (o se consolida) la explotación de tipo feudal, que provoca de nueva cuenta el estancamiento de la movilidad social.

Con el estallido de la revolución mexicana, Francisco I. Madero logró derrumbar 34 años de dictadura de Porfirio Díaz y el exilio de este. En sus 15 meses de gobierno socialmente no logró nada, el gran logró de Madero fue haber materializado la democracia electoral, después de más de 30 años de dictadura y simulación electoral, a través de convocar a una verdadera elección limpia, donde él gana y se da una transición democrática sumamente ordenada. No obstante, Madero fue muy incompetente en su ejercicio de gobierno, lo que terminó provocando su destitución y asesinato mediante un golpe de estado, conspirado por el gobierno estadounidense con el apoyo de la iglesia católica e imponiendo de presidente al asesino de Madero,  Victoriano Huerta.

Los ejércitos de Francisco Villa, Emiliano Zapata y viejos porfiristas encabezados por Venustiano Carranza y apoyado por Álvaro Obregón, eliminaron a Huerta, pero jamás hubo entendimiento entre estos, desatando una guerra civil de dos bandos: Villa-Zapata, versus, Carranza-Obregón y así fue el ocaso de la revolución y de lo que nunca llegó a ser junto a las otras dos llamadas transformaciones, una verdadera transformación social. Ni la Constitución de 1917 lo logró, porque es una Carta Magna a medias de lo que necesita el país, y que además ha sido mutilada, parchada y reformada, según los caprichos y necesidades de cada Presidente y su grupo.

La herencia que nos dejó el virreinato español es brutal. En cada intento de transformación, esta herencia ha logrado conquistarlas para seguir inamovible en el corazón de esta nación. Es por ello que la seguimos padeciendo hasta el día de hoy.

A esto es a lo que se enfrenta la 4T, a una herencia con una sociedad muy jerárquica, clasista, discriminante y donde las élites tienen como objetivo principal la extracción de riqueza explotando a las clases bajas y que en tiempos contemporáneos han disfrazado este vetusto sistema con trajes de un avance democrático (lentísimo) de más de 200 años, que evidentemente tampoco ha sido la solución.

Los liberales del siglo XIX lograron el rompimiento constitucional más complejo y beneficioso (hasta hoy) en la historia de México, la separación Iglesia-Estado. Ahora la 4T promete lo que para muchos es imposible, la separación real del poder económico del poder político, lo que sin duda encausaría a lograr lo que ninguna de las otras tres transformaciones logró, la justicia social de una sociedad más igualitaria, mediante la abolición de este sistema depredador.

Los más de 52 millones de pobres en este país en contraste con el faraónico avión presidencial, es la más contundente ilustración de esta brutal herencia virreinal.