OPINIÓN

Ricardo Mejía Berdeja: una trayectoria de claroscuros al que excompañeros describen como soberbio

Rumbos

Mario Rivas, columnista.
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Escrito en OPINIÓN el

DE UNOS MESES A ACÁ SU NOMBRE ha aparecido en las páginas de los periódicos y en los noticiarios televisivos. De hecho, en notas de seguridad, se le ha citado con frecuencia en lugar de al titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, ALFONSO DURAZO.

Pues sí: me refiero al sub-secretario de esa dependencia, RICARDO MEJÍA BERDEJA.

Hasta hace unas semanas, prácticamente nadie sabía quién era Ricardo Mejía. De pronto, su nombre saltó a los medios y se especuló que Alfonso lo está promoviendo para que en octubre, cuando se supone que renunciará al cargo, Mejía ocupe su lugar.

Suena lógico, desde luego. Ahora bien, ¿Quién es Ricardo Mejía Berdeja?

Lo que se sabe de él es que es de Guerrero pero que se avecindó en Coahuila, de donde llegó a ser representante popular, si bien, también fue diputado por Guerrero.

Estos cargos, todos plurinominales, fueron por Movimiento Ciudadano. No hay duda de que su participación legislativa más activa y destacada, fue en la LXII Legislatura, de la que por cierto también formó parte el sonorense FAUSTINO FÉLIX CHÁVEZ.

Se sabe que Mejía aspira a quedarse como secretario de Seguridad y Proyección Ciudadana allá por noviembre, a la renuncia del nativo de Bavispe. Quienes le conocen, dicen que esta ha sido su más grande ilusión. Se le describe como un tipo un poco soberbio, al que fácilmente se le sube el poder.

Eso se dice, vaya usted a saber.

Lo cierto es que entre Durazo y Mejía existe una relación muy estrecha y ambos llegaron a la misma Legislatura, la LXII, por MC, aunque ahora pertenezcan a Morena, cuyo proyecto político apoyaron cuando aún no era partido y lo hicieron desde la plataforma de MC.

Desde entonces venía la relación entre Morena y MC. Liga que se rompió en algún momento del camino que derivó en la alianza de MC con el PAN, para la presidencial del 2018.

Hago un paréntesis para traer a colación un intercambio de tuitts entre cuando menos tres diputados de la LXII Legislatura. Uno de ellos, que inopinadamente subió a su cuenta de twitter un texto en el que se abre de capa defenestrando a los productores de Chihuahua y convirtiéndose en el protagonista en esta polémica, que se entiende le correspondería a Alfonso Durazo y no al sub-secretario.

Pero, bueno, ya se sabe que en este Gobierno ya es una costumbre que un sub-secretario tenga más protagonismo que el titular de la dependencia en cuestión. Verbigracia, HUGO LÓPEZ-GATELL, en Salud; RICARDO PERALTA, en Gobernación, y ahora Mejía en Seguridad.

Cosas veredes, querido Sancho…

EL TEMA QUE DIO PIE a estos comentarios, como digo, fue el de los tuittes. Hasta Faustino Félix Chávez participó en el toma y saca. Uno más, del PRD pero de la misma camada, le reviró fuerte a Mejía, a quien calificó de soberbio.

La verdad sea dicha, se vio mal Mejía Berdeja, pues se puso a defender lo indefendible. Y es que además de todo esto, se percibió en él algo muy parecido al estilo entreguista y de burócrata lamebotas, que lo hacen parecerse al ya mencionado López-Gatell.

Lo cierto es que la narrativa que construye— aunque eso de construir tiene sus bemoles— el Gobierno de la Cuarta Transformación, para justificar las acciones de la Guardia Nacional donde murió una persona y otra quedó mal herida, es algo que, de entrada, ningún funcionario debe salir a justificar, so pena de que el chirrión se les voltee por el palito.

No hay que ser más papista que el Papa, caray. Hay quienes afirman que la soberbia de Mejía es equiparable a la soberbia de los que integraban el equipo de ENRIQUE PEÑA NIETO. Hace poco un experimentado político describió a Ricardo Mejía de esta manera: “La desmedida ambición de Ricardo Mejía por ocupar el cargo que dejará Alfonso Durazo, lo ha llevado al punto de encabezar la embestida contra quienes hoy protestan en Chihuahua”.

Verdad de verdades.

Ciertamente hay mucha razón en lo que dicen analistas y políticos de la talla de BEATRIZ PAGES REBOLLAR, la magnífica académica y priísta leal, de corazón, cuando sostiene que los más radicales del grupo que rodea al presidente AMLO, están repartiendo acusaciones sin ton ni son, siguiendo la línea que desde las mañaneras envía López Obrador.

Lo de Chihuahua no tiene vuelta de hoja. Pero se agrava cuando el líder que alguna vez enfrentó a los soldados cuando al frente de cientos de seguidores mantenía tomada una planta de Pemex, en Tabasco, fue captado por un fotógrafo escurriéndole la sangre de la cabeza.

Es el líder que, desde el poder presidencial, manda tropas a desalojar a civiles, pero con la orden de no usar la fuerza en contra de los que protestan.

Esto es inaceptable desde las dos partes del conflicto.

¿Cuesta mucho trabajo entenderlo?

El presidente no gobierna, confronta, polariza, divide. No pasa día sin que no acumule un gramo más de discordia. Ya no siembra esperanzas, siembre odios. Y cuando empiezan a brotar conflictos sociales, los descalifica y con ello aumenta la brecha entre los mexicanos.

En este complicadísimo problema se está metiendo Mejía Berdeja, emulando el protagonismo simplón de López-Gatell. No sabe que se está metiendo en camisa de once varas. Fue tan torpe su declaración en redes, que hasta al alcalde de Rodales, que rodea la Presa Boquilla, acusó de haberse confabulado.

Esto me recuerda un poco a lo que sucedió cuando el Movimiento de No al Novillo, en Sonora. Entonces como ahora en el conflicto de Boquilla, donde participan alcaldes de todos los partidos, incluyendo de Morena, estaban en pie de lucha alcaldes y exalcaldes de todos los partidos.

Por ejemplo, FAUSTINO FÉLIX ESCALANTE, JESÚS FÉLIX HOLGUÍN, RICARDO BOURS CASTELO, SERGIO GASTÉLUM DE LA VEGA, ADALBERTO ROSAS LÓPEZ, JAVIER CASTELO PARADA, CARLOS ANAYA RIVERA, y RAÚL AYALA CANDELAS.

Solo por citar a algunos políticos. Algunos, incluso, antagónicos entre sí pero unidos en el propósito de luchar por una causa común en la que la justicia estaba de su lado.

Usted recordará que desde el Gobierno del estado se quiso distorsionar la causa y el objetivo de la lucha social por el agua. Así se distorsiona la autenticidad de la lucha que llevan a cabo productores de Chihuahua.

Así veo yo las cosas.

En fin.

DE AQUÍ, DE ALLÁ Y DE MÁS ALLÁ

¡AH, QUÉ LAS HILACHAS! RECIBÍ UN CORREO de Guaymas. Una dama que dice ser lectora de esta columna, me comenta que leyó lo que escribí sobre las casonas antiguas de la calle Serdán, hoy prácticamente en ruinas pero que aún así nos permiten visualizar la grandeza que en un amplio periodo de su historia, llegó a tener el bello Puerto…

Y me pide, mi amable lectora, que le dedique más espacio a este tema, donde hay mucha tela de donde cortar…

Pues sí, sí la hay…

Ah, casi lo olvido: otra pregunta de la precitada señora: que si el señor SILVANO PÉREZ RAMOS que menciono en el comentario, es el mismo que en un corrido que interpretaba ANTONIO AGUILAR, se menciona como el que llegó al bar donde yacía, moribundo, el político y exalcalde de Mazatlán, ALFONSO TIRADO, víctima de la artera agresión pro parte del mayor LEYZAOLA, jefe de la Justicia del estado de Sinaloa…

En efecto: don Silvano Pérez Ramos, sinaloense, amigo de los caciques de ese estado en los años treintas, arribó al bar donde yacía Alfonso Tirado, en medio de un charco de sangre… el lo levantó en brazos y lo llevó a un hospital, donde dejó de existir mientras era intervenido quirúrgicamente…

En abono de la curiosidad histórica de esta buena señora, dirá que este asesinato, ordenado por RODOLFO LOIZA, coronel y político, desencadenó una guerra entre grupos cuando dos años después, en 1940, Loiza fue asesinado por RODOLFO VALDEZ, “El Gitano”, lo que derivó en un éxodo de políticos y caciques a Sonora. En Guaymas, se avecindó don Silvano Pérez Ramos, para cuyo propósito mandó construir una bella mansión en el 624 de la avenida Serdán…

Don Silvano tenía un hijo que se llamaba Polo, amigo y compañero de la escuela de DANIEL TRELLES IRURETAGOYENA, que andaba en los 7 años. Polito le robó un puro a su papá y fue así como el travieso Daniel, le dio dos “golpes” al habano y conoció lo que él denomina su primera borrachera…

¡Qué cosas tiene la vida, Mariana!

Es todo.

Le abrazo.

m.rivastribuna@gmail.com